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El ex Zoo porteño inicia obras para reconvertirse



Cierran por dos años el ex Zoo porteño para comenzar la obra de reconversión en Ecoparque  

Fecha de Publicación
: 03/09/2017
Fuente: Clarín
Provincia/Región: CABA


Los trabajos se harán en tres etapas. La primera incluye mejoras en los recintos de los animales y transformar los extremos del predio en parques de libre acceso.
La fauna acuática. En el proyecto está contemplado conservarla en el parque. Actualmente hay 1.300 animales y la idea es que queden alrededor de 300.
Mañana, la inmensa jaula de 18 hectáreas que varias generaciones conocimos como Zoo de Buenos Aires, y que durante 141 años fue visitada por millones de familias en el riñón de Palermo, empieza a abrirse para siempre. Y aunque no todos los animales que residen en ella hace décadas podrán dejarla atrás, los que queden van a modificar sustancialmente su calidad de vida y su obsoleta condición de "piezas de exhibición". A partir del viernes, el zoológico cerrará por dos años, mientras se reali- za la primera parte de la obra para reconvertirlo en Ecoparque.
A un año y medio de sancionada la ley que revocó la concesión del predio a privados, el complejo con acceso sobre Santa Fe y avenida Sarmiento cuelga el cartel de inicio de obra y encara una transformación integral que consta de tres etapas. La primera comienza este viernes y estaría terminada en septiembre de 2019.
"En estos 24 meses va a haber dos tipos de trabajos: las obras de bienes
tar animal, que se van a hacer sobre recintos existentes, y las de transfor
mación, que se van a enfocar principalmente en las puntas del parque, sobre Plaza Italia y Libertador", resume Manuel Pascal, jefe de Gabinete de la Subsecretaría de Ecoparque del Ministerio de Modernización porteño. Mientras, el acceso al público general estará restringido.
"La propuesta que había no era la más atractiva -explica-. Y la gente se vería defraudada si paga una entrada y visita el parque cuando hay mucho movimiento de obras. Además, queremos tener todos los equipos enfocados en la cuestión animal".
Es que imaginarse una grúa o un taladro entre jirafas, camellos, osos hormigueros y felinos ya es de por sí una imagen sensible. Sumarle a eso la presencia de niños y adultos resulta casi imposible. Por ello, durante este primer tramo de reconversión, los recursos humanos que se destinaban a las visitas, y que se conocen como guardianes de parque, pasarán a ser guardianes de obra, velando por el bienestar de los ejemplares que allí residen y controlando que no presenten cambios en su comportamiento durante la labor de las máquinas.
"Todos los pliegos de la obra tienen un anexo de bienestar animal -detalla Pascal-. Un equipo técnico define el plan de trabajo: tiempo de descanso, maquinarias permitidas y prohibidas, restricción de ruidos -se han sacado las alarmas para marcha atrás de los camiones-. Hay un protocolo para las obras en recinto, mientras que las de transformación están pensadas en zonas sin animales".
En esta primera etapa, también se contemplan los trabajos de infraestructura para el cuidado animal, como el hospital veterinario, el comedor y la sala de nutrición animal, junto con la biblioteca. Los extremos del parque pasarán a ser de acceso libre y gratuito, y en ellos quedarán plasmados la estética y el concepto de lo que será el futuro Ecoparque.
Mezcla de sustentabilidad arquitectónica y legado histórico, el futuro complejo va a conservar sus 52 edificios declarados Patrimonio Histórico, y que serán puestos en valor a medida que avance el masterplan. La colección faunística sufrirá numerosas derivaciones y nuevos ingresos, pero también conservará dentro de su inventario a los últimos ejemplares de aquellas especies que, por motivos de salud o por ser gerontes, no pueden ser trasladados. Sin embargo, no serán reemplazados cuando concluyan su ciclo vital.
"Son esos animales de los que vamos a poder contar 'ésta es la última jirafa que vivió en la Ciudad de Buenos Aires'. Así explicaremos desde el punto de vista educativo ese cambio de paradigma que hay del Zoológico al Ecoparque. Hay que lograr que el animal tenga un rol educativo y no de recreación, y que aquél que vaya a estar en un futuro en el predio, esté cumpliendo un rol de conservación. Se quiere trabajar con lo autóctono, lo que está en amenaza y lo vulnerable", adelanta Pascal.
Las 4,5 hectáreas de las puntas del parque formarán parte de las 12 li
bres, donde se buscará aumentar un 24% el espacio verde y reducir un 40% los senderos de concreto. También se generarán nuevos accesos, por lo que el parque será más permeable a la integración urbana. Además, habrá baños y un sector de comidas.
"Concretamente, en la osera que da a Libertador hay un proyecto para hacer un 'ecomercado' -cuenta el funcionario-. La idea es que tenga una línea de productos regionales con una lógica de alimentos sustentables, orgánicos y que también permitan hacer un recorrido similar al de las ecorregiones que se armarán en el núcleo del parque".

Continúa el traslado de los animales
En el ex Zoo hay 1300 animales y el plan oficial es que queden cerca de 300. Así lo confirmó Rodrigo Fariña, encargado de los programas de Conservación, el área Educativa y la supervisión de las derivaciones en el Ecoparque. "Estamos analizando con qué especies el parque puede aportar, ya sea desde el rescate y la rehabilitación, la cría o albergando a ejemplares inhabilitados para volver a su medio pero que pueden cumplir un rol educativo", detalla.
Hasta ahora derivaron 350. Y próximamente, 130 ciervos y antílopes serán llevados a la Estación de Cría de Animales Silvestres, en La Plata. Los proyectos de conservación existentes, como el del cóndor andino y el banco genético, seguirán funcionando. "Habrá varios ejes de trabajo, muchos de ellos vinculados a la recepción de aves y reptiles recuperados del tráfico ilegal. Porque el parque puede cumplir una tarea de rescate y rehabilitación", explica Fariña.
En estos 24 meses habrá obras de bienestar animal sobre los recintos existentes y obras de transformación, que se van a enfocar en las puntas sobre Plaza Italia y Libertador Manuel Pascal (Jefe de Gabinete de la Subsecretaría de Ecoparque)
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Candidato a diputado contaminado con glifosato

Porteños contaminados: un candidato descubrió que tiene glifosato en sangre
 
Fecha de Publicación: 14/08/2017
Fuente: InfoNews
Provincia/Región: CABA


Enrique Viale, candidato a diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires en estas PASO, se hizo los estudios correspondientes y recibió la mala noticia.
Los estragos que hacen los agroquímicos en las personas que viven cerca de plantaciones agrícolas son conocidos, pese al silencio de los medios y el poderoso lobby de los laboratorios.
Sin embargo, en este caso, un candidato a diputado porteño demostró que el peligro excede a esas poblaciones ya que, a través de un análisis de sangre, descubrió que también él, viviendo en la ciudad, está contaminado.
Se trata de Enrique Viale, postulante por Proyecto Sur, quien aspira a una banca en el Congreso de la Nación. "Lamentablemente los resultados han arrojado presencia de glifosato, metabolito AMPA y otro tipo de venenos en mi organismo. No hay forma de quitarlos", expresó una vez recibida la mala noticia.
Y agregó: "Yo no vivo en el campo, vivo en la ciudad. Así que solo tiene como explicación la ingesta de alimentos". También reveló que un estudio reciente del Conicet indica que al menos el 60% de las frutas y verduras que se comercializan en la Ciudad contienen agrotóxicos.
También desde su cuenta de Twitter instó a los candidatos de las otras listas como Elisa Carrió, Daniel Filmus y Martín Lousteau a que se sometan a los mismos exámenes médicos para determinar si también están intoxicados.
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17 mil toneladas de residuos por día al Ceamse



17 mil toneladas de desechos por día: cómo es el camino de la basura en Buenos Aires

Fecha de Publicación
: 01/08/2017
Fuente: InfoBae
Provincia/Región: Capital Federal  - Buenos Aires


Esa cantidad es la que llega al predio de Ceamse en el camino del Buen Ayre. Cuáles son los procesos para evitar la contaminación y la saturación del suelo
Dos mil quinientos camiones de recolección, uno pegado detrás del otro, desde una punta de la General Paz a la otra, cargados con 17 mil toneladas de basura, cada uno de los días del año, en un circuito infinito. La foto imaginaria quizá sirva para comprender la magnitud de volúmen y movimiento permanente que tienen los residuos que desechan casi 15 millones de habitantes que viven o trabajan o las dos cosas en Capital Federal y Gran Buenos Aires.
¿Y a dónde van a parar esos 17 millones de kilos diarios? La respuesta está bajo la tierra de las 500 hectáreas que ocupa el Complejo Ambiental Norte III de Ceamse. Esta pequeña "ciudad" ubicada entre los municipios de Tigre, San Miguel y San Martín recibe y procesa alrededor del 40% de la basura que se produce en todo el país y es el centro de operaciones donde un equipo de ingenieros corre una carrera contra la degradación del medio ambiente.
Desde hace menos de cinco años, Ceamse -una empresa creada por los estados de la provincia de Buenos Aires y la Ciudad- trabaja para convertir una porción cada vez más grande de basura en energía o en nuevos productos utilizables: clasifica material reciclable, reconvierte el caucho, fabrica ladrillos con la sobra de los alimentos, genera compost a partir de los residuos verdes y la poda, transforma el líquido que exhuda la basura en agua de riego y convierte los gases en energía eléctrica.
Suena futurista, pero en países avanzados y con profunda conciencia ecológica como Alemania o Noruega, el 80% de la basura recibe este proceso. "Acá estamos en el 13%", aclara Marcelo Rosso, gerente de Nuevas Tecnologías y Control Ambiental. Parece poco, pero según explica el hombre, es un porcentaje alto si se compara con la media mundial.
Efectivamente, 1.100 de las 17.000 toneladas van a parar a la planta de Tratamiento Mecánico Biológico (TMB), el sector más moderno del lugar. Un galpón integrado por cuatro líneas de producción que huele a fruta podrida, orina, a dulce, a cítrico o a todo junto, bajo un ruido tan constante que en algún momento desaparece por costumbre. En este espacio se procesan los desechos que llegan de la Ciudad de Buenos Aires, donde, supuestamente, cada habitante debiera separar los residuos sólidos recuperables (papel, plástico, cartón) de los que no lo son.
Aquí la basura es tomada por unos "pulpos" mecánicos que la apoyan sobre cintas, con destino a una máquina que la tritura. Más tarde ingresa en un trommel, que no es otra cosa que un cilindro que separa lo orgánico de lo sólido. En este punto del proceso las máquinas ceden el lugar a los seres humanos. Un equipo de operarios separa con sus manos lo reciclable. Los metales también siguen su propio curso hasta que dan con un metal que los atrapa para su selección. Todo lo que puede ser reutilizable se enfarda en unos cubos compactos y enormes y el resto va a parar a los "módulos". Con este proceso se recuperan unas 600 toneladas cada día.
El camino de la basura de los porteños y los habitantes del conurbano empieza en los tachos de cada casa. Salvo esas 1.100 toneladas diarias, la etapa de transformación de la mayoría de la basura arranca cuando los camiones la vuelcan en las "montañas" que le dan al terreno del complejo Norte III una topografía serrana. Técnicamente se les llama "módulos" y allí la depositan los camiones. Casi 16 mil toneladas, más lo que sobra del TMB van a parar bajo tierra, con una técnica que se denomina de "relleno sanitario" (y que es la que implementa Estados Unidos, en contraposición con la "europea" TMB). Pero no es como en aquel célebre capítulo de Los Simpson, aquí la basura no se esconde debajo de la alfombra: se asegura el aislamiento con tres capas de impermiabilización (polietileno, suelo arcilloso y tierra natural) con el fin de preservar los recursos de agua, tierra y aire.
Las montañas de basura se van degradando y "transpiran" un líquido conocido como "lixiviado", que es extraído por un equipo de bombeo para que no contamine las napas. De allí va a parar a la que las autoridades de Ceamse denoniman "la planta más grande del mundo" de este tipo: un piletón inmenso donde se revuelven 2.000 metros cúbicos de este líquido cada día. Es un agua marrón, viscosa y con un aroma nauseabundo, pero que luego de un proceso de varios filtrados y "nanofiltrados" se convierte en agua limpia que la empresa usa para regar su predio o devuelve a la cuenca del río Reconquista, que recorre el centro Norte III como una cicatriz. Realmente, parece un milagro de la modernidad que de la basura salga agua.
De hecho, parte de los residuos no sólo se vuelven agua, también se convierten en energía. La basura enterrada despide gases tóxicos para el medio ambiente como el metano, que contribuye al efecto invernadero. Si el proceso del agua parece a simple vista una técnica compleja pero comprensible, el hecho de pensar que la basura puede contribuir a la iluminación de un barrio de 15 mil hogares o un camino suena de ciencia ficción. Pero es real.
El gas metano es captado y transportado por cañerías hasta una zona de compresores muy ruidosos que enfrían el gas y lo transforman en "biogás". Pero el proceso no termina allí, ya que eso se convierte en energía y se transmite por medio de un electroducto subterráneo de casi 8 kilómetros de largo (cables) hasta la subestación Rotonda, en la localidad de José León Suárez, y de ahí a la distribución final de energía que abastece a hogares bonaerenses.
Ceamse capta las cubiertas de vehículos de caucho y reconvierte el material. Con las sobras vegetales de podas y ramas produce compost en silobolsas. Y con los alimentos, desde el año próximo abrirá una fábrica de "ecoladrillos". Por ahora trata la basura con una técnica mixta: un poco lo que hace Estados Unidos, que considera que la técnica de relleno sanitario es la menos costosa, tanto a nivel económico como ecológico, o la europea, donde, por caso, Noruega genera tan poca basura que usa sus plantas para transformar los residuos de países vecinos y vender la energía que produce.
A eso, de alguna manera, apuntan las mentes que miran al futuro en la inmensa ciudad de desechos que es el centro Norte III. "Hoy procesamos el 13%, pero queremos llegar al 100% en 2030", explica Rosso. Es que a diferencia de lo que todos creemos, los desperdicios tienen cada vez más valor.
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Riachuelo: prometen relocalizar las familias en dos años



Larreta promete mudar a todas las familias de la orilla del Riachuelo para 2019

Fecha de Publicación
: 24/07/2017
Fuente: LPO
Provincia/Región: Riachuelo


Horacio Rodríguez Larreta planea trasladar en los próximos dos años a todas las familias que viven en el Camino de Sirga, a la vera del contaminado Riachuelo . "Nuestro objetivo es que no quede nadie para 2019", adelantaron a LPO desde el gobierno porteño. El IVC tiene más de 1400 casas en carpeta.
La cuenca del Riachuelo es uno de los puntos más complicados de la Ciudad. El río se transformó en una de los cauces más contaminados del mundo luego de décadas en que las empresas y municipios vertieron todo tipo de desechos en sus aguas.
En 2008 el fallo Mendoza, dictado por la Corte Suprema obligó a los gobiernos nacional, porteño, bonaerense y a todos los municipios que están sobre la cuenca de los ríos Matanza y Riachuelo a participar del saneamiento del río.
El fallo también exige que todos los habitantes del camino de Sirga sean relocalizados, una tarea que marchó muy lentamente durante las dos gestiones de Mauricio Macri al frente de la Ciudad. Hasta ahora 566 familias dejaron sus hogares a la vera del Riachuelo y aún 1294 familias están a la espera.
El Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC) tiene a cargo la relocalización de los pobladores y la construcción de las nuevas viviendas. El organismo gestionado por el joven Ignacio Maquieyra está construyendo 675 viviendas, tiene 421 licitadas y hay otras 421 que están aún en proyecto.
El camino de Sirga es la franja de 15 metros desde la orilla de un río que estar liberada para uso público. En el caso del Riachuelo hay varios asentamientos como El Pueblito, Luján, Magaldi, Villa 26 y, el principal, la Villa 21-24.
Algunas familias fueron reubicadas en los barrios de Pompeya y Lugano, en los complejos San Francisco, Padre Mugica, Piletones.
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Las cifras del desperdicio de comida es obsceno



En la Ciudad, cada persona tira a la basura 2,9 kilos de alimentos por año

Fecha de Publicación
: 08/07/2017
Fuente: Clarín
Provincia/Región: BACA


Representa 9.500 toneladas de comida que se desperdicia. Buenos Aires está por encima de la media mundial. Se firmó un convenio para bajar la cifra en hogares y restoranes.
Por comprar de más, porque se la conserva mal, porque no se la cocina como corresponde, porque se sirven porciones muy grandes. Los motivos son muchos pero el resultado es el mismo: cada año, los porteños desperdician 2,9 kilos de comida. Para evitarlo, el Gobierno, los restoranes, los empleados gastronómicos y otras instituciones firmaron ayer un convenio para evitar que se tiren tantos alimentos.
El dato surge de un estudio que realizó la Universidad de Bologna a pedido del Gobierno porteño. El año pasado se desperdiciaron 9.500 toneladas de comidas, equivalentes a $ 2.380 millones. El ranking fue encabezado por las frutas y verduras, y seguidas por los lácteos, panificados y comidas preparadas.
El programa "Cuidemos los alimentos" fue presentado ayer por el Gobierno porteño, en conjunto con la FAO, la organización de la ONU para la alimentación. Participaron la Asociación de Hoteles, Restoranes, Confiterías y Cafés, el sindicato de Gastronómicos y la asociación ACELGA que nuclea a los principales chefs de Argentina.
Hay muchas conductas cotidianas de los porteños que confluyen para llegar a este resultado. Por ejemplo, el 51% de la gente no chequea la fecha de vencimiento de los productos que compra. Además, sólo un 34% de las personas compra la comida siguiendo un listado previo.
En un país con un 30% de pobres y miles de personas en la indigencia, este fenómeno se vuelve más preocupante. Y sobre todo si se tienen en cuenta los constantes aumentos de precios que sufren los alimentos desde hace años. Según el Indice de Precios al Consumidor que mide la Ciudad, en mayo último el rubro "alimentos y bebidas" subió un 23,6%. De hecho, analistas privados anticiparon que la inflación de junio rondará el 1,5% mensual, impulsada en gran parte por el encarecimiento de los alimentos, que golpea más fuertemente a los más pobres.
El desperdicio de comida es un fenómeno global. De acuerdo a la FAO, un tercio de los alimentos producidos en el planeta se desperdician. El 10%, en Latinoamérica. De hecho, se estima que para 2050 la producción de alimentos debería aumentar un 60% sólo para compensar el crecimiento poblacional.
"Los números de Buenos Aires están un poco por encima de la media en comparación con otros lugares. Se necesita un cambio cultural, modificar hábitos de consumo", explicó Francisco Yofre, representante de la FAO en el país.
El convenio apunta en esa dirección. Por un lado, el Gobierno porteño lanzará una campaña de información en sus Estaciones Saludables y Puntos Verdes, además de los distintos eventos gastronómicos que se organizan en la Ciudad. La idea es informar a la gente para que planifique mejor sus compras, que aprenda a reutilizar alimentos y otras conductas. Se estima que el 60% de los alimentos se desperdicia en los hogares y el resto en los restoranes.
También armarán una "Red de Restoranes Sustentables": en cerca de 40 establecimientos repartirán unas 36.000 cajas para que los clientes se lleven a sus hogares la comida que no terminan de consumir. La idea es que luego otros establecimientos gastronómicos se sumen e incentiven a su público a aprovechar las "doggie bag", como se las conoce en otros países.
"Reducir el desperdicio de alimentos es fundamental para asegurar la sustentabilidad ambiental", aseguró Fernando Straface, el Secretario General de la Ciudad.
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Baja eficiencia en recuperación de RSU en la CABA



Reciclado: sólo se recupera el 6% de los residuos que produce la ciudad

Fecha de Publicación
: 16/06/2017
Fuente: La Nación
Provincia/Región: CABA


Son 400 toneladas diarias de las 6500 que se generan, según cifras oficiales; expertos y empresarios hablan de políticas discontinuas y de poco conocimiento vecinal de las diferentes alternativas
Hay contenedores verdes, centros de acopio en plazas y parques, 12 cooperativas de cartoneros que recorren los barrios y un presupuesto de $ 255 millones destinado a concientizar sobre los beneficios de separar los residuos. Sin embargo, a 12 años de la sanción de la ley de basura cero, que obliga a los porteños a reciclar sus desechos, apenas se recupera el 6% de lo que se genera.
Mal funcionamiento y escasez de dispositivos, intermitencia en las campañas de difusión y pocos controles son algunas de las razones que explican por qué es tan difícil sostener una política de reciclado en la ciudad.
Falta de equipamiento para los recuperadores urbanos y de una sistematización de datos son otras. Así lo enumeran expertos, funcionarios y representantes de sectores de la producción.
Alejandra Castillo vive en Villa Urquiza y en su edificio, por ejemplo, la administración y el consorcio desconocen que el encargado debe recoger los residuos por separado, llevar la basura al contenedor correspondiente y comunicarse con la cooperativa que trabaja en su barrio para que pase a retirar los materiales reciclables. Por un acuerdo que el gobierno porteño suscribió con el gremio de encargados, estos reciben un plus salarial por su participación en el circuito.
"Nadie sabe qué tenemos que hacer. El portero no cobra ese plus ni nosotros separamos. Una sola vecina lleva los reciclables a la plaza de Villa Pueyrredón donde está el punto verde, porque tampoco tenemos campanas para depositar residuos secos en nuestra cuadra", indicó la vecina a LA NACION. Castillo había empezado a separar cuando estaban las bolsas verdes y negras, pero se sintió desalentada al ver que todo se terminaba depositando junto.
En la ciudad se generan por día 6500 toneladas de residuos. Y, según cifras oficiales, sólo llega a 400 toneladas diarias el material recuperado, que se acopia en las 58 plazas, las 300 campanas verdes colocadas en distintos barrios y mediante la tarea de los 5324 recolectores urbanos a los que el gobierno les paga un sueldo básico.
"Estamos trabajando para mejorar, para ordenar la calle. La cantidad de material reciclado que se junta va mejorando, la gente tiene que adquirir el hábito", indicaron fuentes de la Dirección General de Reciclado porteña.
Francisco Suárez, investigador de la Universidad Nacional de General Sarmiento y autor de La Reina del Plata, Buenos Aires: sociedad y residuos, opinó: "Algunos puntos no se articularon bien. Uno es la relación entre el vecino, las cooperativas y los recuperadores. Hoy la gente no sabe bien qué pasa con esa campana o con la recolección puerta a puerta, nunca se terminó de aceitar bien el sistema. En una década hubo cinco o seis sistemas distintos de contenedores, que resuelven temas de higiene urbana pero no de reciclado. Por el contrario, lo complejizan".
Coincidió Alicia Montoya, de la cooperativa El Álamo: "Hay cooperativas que no dan abasto. Reclamamos más camiones para poder mejorar la logística y así poder dar un buen servicio. Pero cada siete meses hay un nuevo funcionario en el área de Reciclado. Para que efectivamente se pueda avanzar, se tiene que hacer una inversión que la ciudad no está dispuesta a hacer. No hay un sistema de gestión".
Montoya se refiere al área hoy a cargo de Yamil Minakowski, tercer director general desde que asumió Horacio Rodríguez Larreta como jefe de gobierno, hace un año y medio. El recambio de funcionarios puede explicar la discontinuidad de las políticas, pero es llamativo que el número de material reciclado se mantenga hace cinco años.
Según un estudio realizado por la Facultad de Ingeniería de la UBA, se podría reciclar al menos el 11,5% de los residuos porteños. Por composición, el 44% del total de desechos es orgánico; el papel representa entre el 15% y 20%, y el plástico -el que más creció en la última década- llegó al 19,1%. El análisis sostiene que hace dos años se registró una presencia del 12% de este material, lo que significa que hay mucho que se recupera en un circuito informal.
Cuando se habla de envases plásticos se engloba el PET, el material del que están hechos la mayoría de los envases domésticos de bebidas. En la industria se estima que en la ciudad se consumen 2500 toneladas de PET por mes.
Mario Tonelli, representante de Ecoplas e integrante de la mesa intersectorial Basura Cero, indicó: "Nuestro interrogante es precisamente cuánto de esas 400 toneladas es plástico. La industria necesita materia prima y el reciclado es una de las posibilidades. Nos preocupa que no haya registros oficiales. Necesitamos datos para poder estimar inversiones y vemos que hace años están estancados".
La Ciudad paga $ 8500 millones a las empresas de higiene urbana por prestar el servicio de recolección de residuos húmedos; el 3% de ese monto debe estar destinado a campañas de concientización.
Además de lo establecido en la ley denominada Basura Cero, la reducción de la basura es un compromiso que la Ciudad firmó con la provincia ya que entierra sus residuos en el relleno Norte III, en San Martín. En los últimos años la cantidad disminuyó, pero no por separación en origen, sino porque el distrito procesa 2500 toneladas de restos de obras de construcción en una planta en Villa Soldati, más lo que se trata en la planta de Tratamiento Biológico del mencionado complejo.

Contradicción con algunas encuestas
En algunas encuestas realizadas, los vecinos aseguran que separan sus residuos. Pero los números oficiales no se condicen con lo que se manifiesta en público.
Según un sondeo realizado por el Consejo Económico y Social de la ciudad, el 65% de los porteños separa los residuos. En tanto, un relevamiento del Centro de Estudios Nuevo Milenio arrojó que lo hace el 22%.
Hace 12 años, la ley de basura cero determinó que la Ciudad debería recuperar el 30% de los residuos reciclables a 2012; ese porcentaje trepaba a un 75% para este año. Para 2020, estableció la prohibición total de envío de residuos reciclables o aprovechables a rellenos sanitarios. Sin embargo, está lejos de esos objetivos.
En su planta de reciclado de Villa Soldati, la ciudad procesa 2400 t diarias de residuos áridos, que se recuperan en un 95% y son vendidos a la industria de la construcción; 80 t de residuos forestales, que se usan como compost y en el espacio público; 10 t de orgánicos y 14 t de PET.
A las cooperativas de cartoneros llega lo que deben separar grandes generadores y lo que se recolecta en los contenedores que están en las calles.
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Presentan la idea del Ecoparque tras 50 mil sugerencias



Así será la transformación del Ecoparque, tras 50 mil sugerencias de los vecinos

Fecha de Publicación
: 28/05/2017
Fuente: girabsas.com
Provincia/Región: CABA


Se presentó el programa de trabajo para los próximos años sobre las 18 hectáreas que conforman el predio del exzoológico ubicado en el barrio de Palermo; conocé cómo serán los cambios
"Para llegar a lo que teníamos acá tuvimos 135 años de construir este zoológico de estilo victoriano, que ya quedan pocos o ninguno en las grandes ciudades del mundo; y tomamos la decisión política e histórica de revertir ese proceso, de hacerlo participativo", subrayó.
La iniciativa propone una doble lógica para el lugar, con una zona de acceso libre y gratuita de 12 hectáreas y otra controlada que a su vez estarán divididas en cinco espacios de uso específico; conexión central, conservación y eco-regiones, investigación y educación, arte y cultura, y recreación y consumo sustentable. En ese sentido, Freire explicó que el lanzamiento del Plan General es "la etapa dos" del proceso iniciado en 2016, y que estará enfocado en tres ejes principales.
"El primero es el bienestar animal, que va a seguir siendo la prioridad y que es un tema muy complejo; el segundo es el patrimonio arquitectónico porque hay 48 edificios de patrimonio histórico en este predio que queremos preservar, poner en valor y que sea un paseo dentro del paseo; Y por último, integrar a los vecinos y que esto sea un centro educativo para la familia, orientado al bienestar animal y al medioambiente", apuntó Freire.
Según el proyecto, el sector de conexión central será "el corazón del parque", el nudo donde se entrelazan las circulaciones libre, el acceso a la zona controlada y un centro de interpretación de la biodiversidad; a la vez, generará una conexión urbana entre la calle República de la India y la Avenida Sarmiento.
En tanto, en el sector de conservación y eco-regiones, los visitantes realizarán un recorrido por la biodiversidad de cada lugar del país representado y conocerán los detalles de cada proyecto a través de una experiencia inmersiva.
En la zona de investigación y educación funcionará el Centro de Rescate Animal, administración del parque y edificios para la educación; también habrá un auditorio para charlas, conferencias y clases para niños enfocadas en educación de la fauna argentina y un ámbito para que emprendedores comprometidos con la sustentabilidad puedan exponer sus proyectos.
En el sector de arte y cultura habrá una galería de arte contemporáneo enfocada en mensajes sobre el ambiente y la biodiversidad, así como talleres para niños y un museo de ciencias naturales enfocado en fauna autóctona.
El espacio de recreación y consumo sustentable será destinado a actividades lúdicas para niños con foco en la educación ambiental y la biodiversidad argentina, junto a actividades y usos para concientizar sobre el consumo sustentable.
El proyecto final es de largo plazo porque respeta los tiempos de los animales, asegurando su bienestar; el proceso está pensado en tres grandes etapas 2017-2019, 2020-2023 y 2023-en adelante, sujetos a los tiempos biológicos de los ejemplares que no puedan ser derivados.
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Una "fábrica de árboles" para Capital Federal



Fábrica de árboles: generan 6.000 por año para cambiar el paisaje verde de la Ciudad

Fecha de Publicación
: 25/05/2017
Fuente: Clarín
Provincia/Región: CABA


Trabajan en la Reserva Ecológica y en el Parque Avellaneda para renovar los ejemplares que están en veredas y parques. Los expertos dicen que la arboleda actual está desactualizada.
“La arboleda quedó desactualizada. Los plátanos dan alergia, las tipas se caen y hay tantos fresnos que si un hongo los enferma perdemos la mitad de los ejemplares”, dice Jorge Serángelo, un técnico botánico con más de 30 años entre árboles. Trabaja en el Parque Avellaneda dentro de una cúpula de varillas flexibles y cubierta de lona. La llaman domo y guarda 1.000 ejemplares distribuidos en macetas negras de distintos tamaños y decenas más, que aún son semilla y esperan su germinación en bandejas llenas de compost y sustrato de río. La cúpula tiene estética de ciencia ficción: blanca y de bordes metálicos, hecha sobre el esqueleto de un viejo tanque australiano.
 En la Ciudad de Buenos Aires hay dos grandes incubadoras de árboles, capaces de generar 6.000 ejemplares por año. Son zonas de experimentación dirigidas por botánicos que intervienen en la gestación, nacimiento y desarrollo de árboles autóctonos de la región del Río de la Plata o de especies propias de la Argentina que sean aptas para veredas, plazas y parques. Una funciona en la Reserva Ecológica, la otra en Parque Avellaneda. Ahí todo empezó con una pregunta. ¿Un árbol del norte argentino puede sobrevivir en la Ciudad?
Hacia 1890 Carlos Thays -que no era Carlos, sino Jules Charles- comprobó que en Buenos Aires crecían árboles de clima subtropical al plantar tipas, ceibos y palos borrachos que había descubierto en selvas de Salta y Tucumán. Pero desde entonces pasaron más de 100 años y en la cabeza de los expertos había una exportación inédita. Era la de un ejemplar de tronco bajo y copa redonda, que se llena de flores amarillas en febrero y marzo: el cassia carnaval. Originario de Jujuy y Salta, hay uno en suelo porteño. Es un solitario que hace 30 años aclimató un vecino en una vereda de Villa Luro. Hasta ahí fueron. Extrajeron semillas y las sembraron en tierra nueva. Los primeros brotes aparecieron, la duda quedó atrás y creció a un objetivo: modernizar el paisaje urbano con otras plantaciones. Jorge Jacod, otro botánico de Parque Avellaneda, se ilusiona con la próxima Buenos Aires en flor: “Rosada con el lapacho; azul violáceo (o celeste o lila) con el jacarandá; blanca con la pezuña de vaca; roja con el ceibo; amarilla con el cassia carnaval. Cinco colores, cinco especies”.
El árbol es más que la arquitectura viva de las ciudades. Produce oxígeno, absorbe dióxido de carbono y amortigua ruidos. Aunque no hay árboles nativos de las urbes, los que van a veredas, plazas y parques tienen una planificación detrás. “Plantar un fresno, un paraíso, un plátano o una tipa perdió sentido. Esos árboles demostraron que tienen problemas de salud. Nosotros estamos sembrando especies que no superan los siete metros, no rompen veredas y son resistentes”, dice Serángelo. Camina entre árboles, que parecen plantas acomodándose a sus envases: “Este arbolito tiene poco más de dos años. Es un jacarandá -Serángelo acaricia las hojas, perladas por el agua que gotea del techo (el domo transpira)-. Está en una maceta de 20 litros y es el hermano de otro que pusimos en la calle. Lo cultivamos con fertilizantes orgánicos, tiene cuidados especiales, queremos árboles fuertes”.
La producción del domo y de un invernáculo exterior con 500 ejemplares abastece a los barrios de Villa Soldati, Riachuelo, Lugano, Liniers, Mataderos y Parque Avellaneda. También al Parque General Paz, en Saavedra. Se usa para reemplazar plantaciones enfermas o llevar verde a espacios grises. “A fin de año esperamos llegar a los 5.000 árboles. El objetivo, a 2019, es reproducir ejemplares para toda la Capital y que el Estado no tenga que comprar a viveros privados”, dice Gabriel Borges, el responsable del mantenimiento del espacio público de las comunas de la Ciudad. Adrián Peña, a cargo del arbolado público, del domo y el vivero del parque, precisa: “Un árbol cuesta entre 300 y 500 pesos, según la especie. Es un ahorro importante”.
A pocas cuadras del mundo cotidiano, la naturaleza lo intenta otra vez. En la Reserva Ecológica Costanera Sur, al costado de un invernáculo con forma de granero de campo, un hombre poda. Corta los bordes de un canelón, un árbol de tronco grueso, rugoso y gris que crece a orillas de ríos. En días será insertado, junto a otros 49 árboles, en un bosque que empezó a formarse con las manos del hombre, las mismas que siglos antes desencadenaron su extinción: “Multiplicamos especies nativas de la región del Río de la Plata para incorporarlas a la reserva y así recuperar el paisaje original. Un ambiente que se perdió desde la llegada de los españoles y que sólo se encuentra en la isla Martín García o en Punta Lara”, dice Fernando Pisera, responsable del vivero del Ministerio de Ambiente y Espacio Público que genera la producción.
Son entre 1.000 y 1.200 árboles al año que van a una porción de tierra escondida. Una cuerda gruesa, al costado de un camino interno de la reserva, impide el paso a esos terrenos. Detrás, escalones de madera guían hacia una vegetación que se vuelve más y más espesa. Bajo los pies, las ramas crujen. “Este es un chal chal. Debe tener seis años -dice Pisera con la mano apoyada en el tronco de corteza escamosa-. Todavía no se reproduce. Recién cuando fructifica puede dejar descendencia”. Alrededor hay palmeras pindó, coronillas y bugres. Más lejos, ejemplares timbó u oreja de negro por la forma y color de su fruto. Especies de las que uno no sabe nada, que no se compran en un vivero comercial. Que llegan al bosque en macetas de 20 a 30 litros después de un proceso de tres años de cultivo. Ahí, en el terreno más benéfico de la reserva, sin rellenos de la autopista 25 de Mayo o de las obras porteñas, es donde empieza el crecimiento real.
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Legislatura pide informes sobre el Riachuelo

Pedido de informes por la contaminación del Riachuelo

Fecha de Publicación
: 19/05/2017
Fuente: Noticias Urbanas
Provincia/Región: Riachuelo


Lo aprobó la Comisión de Ambiente de la Legislatura, que preside María Inés Gorbea. Se denunció que ACUMAR estableció cambios normativos que implican un retroceso en el proceso de saneamiento del río
La Comisión de Ambiente dela Legislatura porteña, que preside María Inés Gorbea, aprobó este martes un pedido de informe al Poder Ejecutivo porteño solicitándole que explique cuál ha sido la posición de los responsables de la Ciudad en la Agencia nacional que recientemente decidió autorizar el vuelco en el río de contaminantes prohibidos internacionalmente.
A través de la Resolución 46/2017, la Autoridad de la Cuenca (ACUMAR) estableció cambios normativos que implican un retroceso en el proceso de saneamiento: ahora las industrias pueden arrojar a los cursos de agua contaminantes hasta ahora prohibidos. Los denominados “contaminantes orgánicos persistentes”, de los cuales el más conocido es el DDT. ACUMAR también ha decidido mantener el permiso a los establecimientos de la cuenca para volcar volúmenes de agua contaminada sin tomar en cuenta la capacidad de depuración de las aguas.
Los legisladores escucharon un detallado y crítico informe de dos especialistas Andrés Nápoli, Director de la organización Fundación de Ambiente y Recursos Naturales, y de Raúl Estrada Oyuela, diplomático de larga especialización en el tema. Y ahora aspiran a conocer cuál ha sido la postura sostenida por los representantes de la Ciudad en el Directorio de ACUMAR durante las deliberaciones que han llevado a la formulación de esa cuestionada Resolución.
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Capital inicia un plan de reforestación



Con 20 mil árboles: Buenos Aires amplía los espacios verdes

Fecha de Publicación
: 04/05/2017
Fuente: El Intransigente
Provincia/Región: CABA


El jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y la ministra de Educación de la Ciudad, María Soledad Acuña, plantaron este lunes 50 árboles nativos en la Plaza de las Naciones Unidas, como parte de un plan para colocar 20 mil, junto al ex baterista de Soda Stereo, Charly Alberti, y alumnos que forman parte del programa Escuelas Verdes.
"Estamos trabajando juntos para cuidar el medio ambiente en la Ciudad, en el país y en el mundo; junto a la Fundación R21 (a cargo de Alberti) plantaremos// 4 mil árboles de especies nativas, en el marco de un plan para plantar 20 mil árboles, de los cuales 10 mil son autóctonos", anunció Rodríguez Larreta al presentar el programa educativo-ambiental en la plaza de la Floralis Genérica, sobre la Avenida Figueroa Alcorta. El jefe de gobierno precisó que prevén inaugurar espacios verdes en toda la Ciudad, incluso en los lugares donde más se necesita como el centro porteño, con la meta de llegar a 110 hectáreas verdes nuevas y públicas.
Actualmente, hay 1.924 hectáreas cubiertas por espacios verdes en la Ciudad, según cifras oficiales. "Lo más importante es que lo hacemos desde los chicos, con el plan de Escuelas Verdes, que promueve la concientización del cuidado del medio ambiente y está dando muy buen resultado porque ellos nos enseñan a los adultos a separar la basura o a cuidar el agua", agregó.
El ex baterista de Soda Stereo reforzó la importancia de la reforestación y de acompañar la iniciativa oficial en lo ambiental como parte de una visión más amplia para promover acciones conscientes que mejoren el planeta. "Esto para mi es importantísimo, plantar los primeros 50 de los 20 mil arboles es algo hermoso, pero la gente no entiende que todo no es tan feliz en el planeta, porque estamos viviendo un momento muy complicado en el clima, ya que no está bueno tener esta temperatura a esta altura del año ni tener medio país inundado con pérdidas materiales y de cosechas", admitió el músico, a cargo de la Fundación R21.
Participaron además "Séptimo Día-No Descansaré", la producción del Cirque du Soleil inspirada en la música e historia de Soda Stereo, que se presenta en el Luna Park. Alberti afirmó que forestar es uno de los pasos más importantes que podemos hacer como argentinos y seres humanos y agregó que para que los chicos puedan tener un planeta vivible, todos deberían hacer estas prácticas, "que van mucho más allá de la mera plantación de un árbol; todo es para los chicos, para ellos". Por otra parte, ante la pregunta sobre la invasión de mosquitos en la Ciudad, el jefe de gobierno aseguró que "estamos fumigando pero cuidando la salud de la gente y focalizamos en los espacios verdes".
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Bioparque Metropolitano: de la basura al parque público




De relleno sanitario a parque público: harán un paseo verde donde había 46 millones de toneladas de basura

Fecha de Publicación
: 08/04/2017
Fuente: Clarin
Provincia/Región: CABA


Ocupará la mayor parte del predio, que fue cerrado en 2004. Llamarán a un concurso de ideas para convertirlo en un espacio recreativo con un jardín botánico y lugar para el avistaje de aves.
Funcionó desde 1979 hasta el 31 de enero de 2004, cuando cerró tras una fuerte presión de vecinos y ambientalistas. Desde entonces, el ex relleno sanitario de Villa Domínico se fue convirtiendo en un enorme espacio verde, con vegetación de todo tipo y más de 60 especies de aves. Ahora la idea es dar un paso más: la CEAMSE firmó un convenio con la Sociedad Central de Arquitectos y el Colegio de Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires para realizar un concurso de ideas y convertir el lugar en un parque ecológico y recreativo de acceso libre para todos los vecinos.
El "Bioparque Metropolitano" funcionará en 343 de las 400 hectáreas que ocupa el ex relleno sanitario. El terreno queda entre el acceso Sudeste y el Río de la Plata y entre el canal Santo Domingo y la planta potabilizadora de AySA, en la zona ribereña de Avellaneda y Quilmes. "Queremos un proyecto creativo, ambientalmente sustentable para que el predio se integre a los municipios y la Provincia. El 13 de marzo firmamos el convenio, a fines de mayo se presentarán las bases del concurso y en setiembre se conocerán los ganadores. La idea es empezar las obras el año que viene", aseguró el presidente de la CEAMSE, Gustavo Coria.
¿Qué podrá haber? Las alternativas son múltiples, aunque todas deberán estar orientadas a que el predio sea un lugar recreativo y didáctico. Podría haber un jardín botánico, un paseo costero, lugares para avistaje de aves, un anfiteatro para actividades culturales, bicisendas, centros de interpretación con información sobre la flora y fauna local y sobre el manejo de los residuos urbanos, espacios de generación de energías limpias, exposiciones artísticas, visitas guiadas, pruebas para los runners y muchas otras. La idea es avanzar por etapas.
Al complejo se podrá ingresar por tres lugares, desde el acceso Sudeste y las calles Las Flores y Espora. También habrá espacios de estacionamiento y se buscará acercar más líneas de colectivos hasta el ingreso.
El ex relleno sanitario tiene toda una historia. Abrió en 1979, con características similares a los predios de Ensenada (cuyo cierre está pendiente) y el Norte III, que queda junto al Camino del Buen Ayre, en José León Suárez, y es el único que opera al 100%. Fueron parte del proyecto de "Cinturón Ecológico", una iniciativa para crear rellenos para disponer de la basura y a la vez armar barreras naturales contra posibles inundaciones del Río de la Plata.
Recibía unas 6.500 toneladas de residuos diarias, provenientes de la Capital Federal y de los municipios de Avellaneda, Lanús, Quilmes, Esteban Echeverría, Lomas de Zamora, Berazategui, Almirante Brown y Florencio Varela. Hoy, toda esa basura es derivada al complejo Norte III.
Desde el cese de operaciones se encuentra en lo que se denomina "etapa de post-cierre": hasta 2034 la CEAMSE debe controlar que los 46 millones de toneladas de basura enterrada no contaminen el suelo y las napas. En este sentido, en el predio funciona una planta de tratamiento de líquidos lixiviados (los que salen de la basura cuando se descompone) y de tratamiento de gases, por ejemplo.
Pero mientras tanto el lugar fue reconvirtiéndose en un pulmón verde de altísimo valor ambiental, si se considera que está al lado de una zona muy urbanizada como el sur del GBA, y a apenas 10 minutos por autopista desde la Ciudad. El terreno está completamente cubierto de vegetación y hay zonas de bosques nativos, plantaciones de talas, ombúes, espinillos y bambúes, por ejemplo. Además, hay un mirador, 25 kilómetros de caminos internos y están construyendo una pasarela de 600 metros para tener un paseo costero con vista al Río.
El ex relleno alberga también a un lugar sorprendente: el vivero, un sector de una hectárea donde cultivan hasta 50.000 plantas por año que se donan a escuelas, hospitales, ONG y a los municipios bonaerenses para anarquizar sus espacios verdes. Tiene dos sectores que llaman la atención. Primero, un invernadero donde reproducen plantas en peligro de extinción, como el ombucillo, un árbol típico del sudeste de la provincia de Buenos Aires (Magdalena y Punta Indio, entre otras localidades). Segundo, un laboratorio de cultivos in vitro, donde especialistas en botánica consiguen brotes de orquídeas, quebrachos, sauces y otros, que luego trasplantan a las macetas.
No hay muchos antecedentes de rellenos sanitarios recuperados como espacios abiertos. En algunas ciudades de EE.UU., por ejemplo, los convirtieron en canchas de golf. En Barcelona, sobre un viejo relleno de residuos áridos y escombros (no de basura orgánica) armaron un jardín botánico. Y en Copenhague, la capital de Dinamarca, convertirán una planta de tratamiento de residuos en un centro de pistas de esquí.
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Contaminación visual y estrés



Contaminación visual: el exceso de carteles lumínicos contribuye al estrés

Fecha de Publicación
: 30/03/2017
Fuente: La Nación
Provincia/Región: CABA


Según especialistas, la profusión de letreros viales y publicidad que se despliega en la ciudad altera el ánimo de los porteños; inquietud por la gran cantidad de avisos en desmedro del paisaje
Los nuevos carteles LED azules, con nombres de calles, que cuelgan en medio de las principales avenidas de la ciudad, ya despertaron una serie de cuestionamientos entre los expertos en medio ambiente. Los consideran otro elemento más, dentro del mobiliario urbano, que provoca contaminación visual. Es que a los semáforos y diferentes tipos de luminarias (clásicas y modernas) que pueblan la vía pública hay que sumarles últimamente banderines amarillos, los anuncios/propaganda del gobierno, también amarillos, en innumerables obras públicas, las luces de los refugios de Metrobus, las gigantografías y la permanente y desordenada aparición de avisos lumínicos publicitarios durante la noche.
Mientras que para el gobierno porteño las recientes señalizaciones son sustentables y necesarias para ordenar el tránsito, para los ecologistas el exceso de cartelería va en desmedro del paisaje urbano y es confuso. Este hecho se traduce en el alto nivel de estrés y agresividad de sus habitantes, afirman.
Buenos Aires es considerada la cuarta urbe entre las de mayor contaminación sonora del mundo. Y ahora, a la polución provocada por diferentes ruidos se suma otro tipo de contaminación: la visual. Según los especialistas, en estos momentos tenemos un "muy alto grado de polución visual".
Sin embargo, el Ministerio de Ambiente y Espacio Público explicó que los nomencladores se colocaron "en sintonía con otras ciudades del mundo, como Miami". Sostienen que son de bajo consumo y que buscan mejorar la legibilidad de día y de noche, incluso en condiciones climáticas desfavorables. Se trata de 81 pescantes azul brillante colocados en febrero de este año. Hasta el momento, se exhiben 20 en la avenida Corrientes, 21 en Entre Ríos y Callao, 19 en Córdoba, cinco en Boedo y 16 en Libertador. El plan de gobierno porteño es avanzar y renovar los carteles de las calles de toda la ciudad incluyendo las villas 20 y 31-31 bis.
"Hay que ponerse de acuerdo y pensar a qué ciudad queremos parecernos, si a París o a Miami. Pero no podemos pretender ser París y tapar el cielo y los edificios que tienen valor patrimonial con carteles LED", dijo Claudio Ardohain, investigador en geobiología, ciencia encargada de estudiar la influencia del medio ambiente sobre los seres vivientes.
Según Ardohain, la nueva señalética provoca contaminación perceptual y lumínica. La primera se debe a un exceso de información provocado por los innumerables letreros ubicados en la vía pública. En ese sentido, para el desarrollador Julio Torcello, los pescantes son exagerados, "informan en forma negativa, pretenden comunicar bien pero descalifican al ciudadano pensando que tiene poca capacidad de información, que no puede mirar, observar y evaluar por sí mismo".
Por otro lado, los LED provocan contaminación lumínica, que es la que corresponde a la alteración de los ritmos biológicos. "A nivel sociológico, si vivo en zonas con sobrecarga perceptual y lumínica, probablemente tenga trastornos de conducta. Cuando conviven estilos arquitectónicos mezclados con un popurrí de anuncios de diferentes colores y luces encendidas toda la noche, el cerebro trata de asociar una cosa con la otra. Esto se hace imposible y el lugar en el que habita se transforma en estresante. De ahí que ésta sea una de las ciudades del mundo en las que más ansiolíticos se consumen", advirtió Ardohain.
Además en Buenos Aires, durante la noche, es muy difícil observar las estrellas, especialmente en algunas esquinas, como avenida Cabildo y Juramento o 9 de Julio y Corrientes. "Cuando se pone el sol, el ser humano descansa. Se deben apagar las luminarias. Si vivo en algunas de esas esquinas, de noche no puedo dormir", añadió.
En realidad, al referirnos a esta problemática hay que partir de un concepto más amplio, que es el de protección del paisaje urbano, aclaró Antonio Elio Brailovsky, investigador del Observatorio Ambiental de la Defensoría del Pueblo.
Paisaje proviene del francés pays, que significa campo, país, y el sufijo "aje", que denota la acción por lo que el hombre crea su entorno. En el caso de los flamantes letreros, son elementos que interfieren en el paisaje. Brailovsky, que en su momento presentó un amparo ante la Justicia para remover los carteles de publicidad de la avenida Lugones, dijo que las intervenciones deben, ante todo, crear "un ambiente relajado".
Las imágenes que invaden calles y autopistas no sólo pueden provocar accidentes viales, ya que distraen al conductor, sino que también causan estrés urbano y nos transforman en "habitantes histéricos, tensos y violentos", advirtió.
El Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad no respondió las consultas efectuadas por LA NACION sobre los cuestionamientos a los pescantes. Tampoco informó respecto de cuál es el monto total que invierte la Ciudad en la renovación del mobiliario urbano.
Lo cierto es que los resplandecientes indicadores azules se agregan a los esfuerzos que realiza desde hace años el gobierno porteño por mejorar los nomencladores urbanos. En 2012, durante la gestión del entonces ministro de Espacio Público Diego Santilli se colocaron 12.000 carteles negros con los nombres de calles junto a la comuna a la que corresponden. Según estimaciones, a un valor actualizado tendrían un costo aproximado de $ 4000 cada uno, o sea casi $ 48 millones.
En 2014, los anteriores carteles se reemplazaron por nomencladores de aluminio negro con pintura "ojo de gato" y se agregaron pescantes, también negros, en los semáforos. En total se renovaron 13.500, a un valor actualizado de aproximadamente $ 5000 cada uno, es decir $ 67,5 millones. Este año, la inversión en indicadores LED azules demandó $ 1,6 millones, sumaron 81 carteles con un valor de $ 20.000 cada uno, informó el gobierno de la ciudad a través de su sitio web.
En la década del 70, se creó el Plan Visual de Buenos Aires, el primer diseño integral de señalética urbana de la ciudad. Se procuró establecer un sistema coherente de información capaz de "guiar al habitante hasta su destino sin preguntar nada a nadie". Pero, con el correr de los años, su aplicación se tornó inconsistente. Sin embargo, no existió ningún proyecto integral similar que lo reemplazara. En la actualidad, en los diferentes barrios conviven nomencladores de calles de distintas épocas, colores y materiales. Quienes transitan por la ciudad los observan, intentan comprenderlos, pero terminan por preguntar o por utilizar el GPS para llegar a destino.
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Porteños suman una reserva urbana



Suman en el sur porteño un área protegida donde antes había un basural

Fecha de Publicación
: 26/03/2017
Fuente: La Nación
Provincia/Región: CABA


Abrirán hoy al público 36 hectáreas que forman el Parque Natural Lago Lugano; aves, insectos, mamíferos, reptiles, peces y anfibios componen su ecosistema
El paso del tiempo y la mano del hombre no impidieron que un ecosistema tan variado como atractivo, formado por aves, insectos, mamíferos, peces, reptiles y anfibios, continuara creciendo en el sur de la ciudad. Ese conjunto de especies integra el Parque Natural Lago Lugano, que, a partir de hoy, podrá ser visitado por todos los amantes de la vida silvestre.
Se trata de un área de 36 hectáreas en el barrio homónimo, que recibió protección por ley para custodiar la biodiversidad. Su inauguración le pone un cierre a un proyecto de conservación impulsado desde hacía años por los vecinos de la zona. El gobierno porteño respondió a la demanda con el objetivo de aumentar la oferta de espacios verdes en la Capital.
El predio, situado dentro del parque Roca, a metros del estadio de tenis y frente a donde se construye la Villa Olímpica, se encuentra sobre un antiguo meandro del Riachuelo. Su vegetación y fauna autóctonas soportaron la rectificación del curso de agua: hoy es un terreno donde crecen al menos 200 tipos de plantas. Más de 100 años después de aquel hecho histórico, el lugar se transformó en la tercera reserva natural de Buenos Aires, aunque técnicamente es una urbanización parque (UP), como lo describe la ley que garantizó su creación en 2015.
El parque ofrecerá la posibilidad de realizar avistaje de aves, visitas guiadas y recorridas educativas donde hasta hace algunos años funcionaba un basural clandestino a cielo abierto. Su consolidación integra el Plan Verde, la iniciativa de la Ciudad para alcanzar 110 hectáreas de nuevos sitios naturales y públicos en 2019. Según cifras oficiales, en Buenos Aires existen 6,1 m2 de espacio verde por persona, cuando la recomendación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) es de 9 m2 por habitante.
"El parque tiene todas las características de una reserva, pero es un área protegida, un punto intermedio. Tiene características diferentes a las otras dos reservas [las de la Costanera Sur y la Costanera Norte] porque se encuentra en el suelo original, no en rellenos. Pudo conservar parte de la vegetación, de las semillas, después de la rectificación del Riachuelo", explicó a LA NACION Gabriel Giacobone, biólogo de la Agencia de Protección Ambiental (APRA) que participó en la identificación de las especies que habitan el parque.

Más de 200 especies animales
Tras años de trabajos, los especialistas lograron detectar 99 diferentes especies de aves (por ejemplo, tordo músico, pato cutirí y pato zambullidor); 37 de mariposas (perezosa, saltarina, coluda) y 57 de otros insectos (escarabajos, mariquita, guitarrero). También, diez especies de peces (barre fondo, vieja de agua, bagre, sapo), siete de mamíferos (cuis, coipo, murciélago cola de ratón), seis de anfibios (sapo, rana criolla, ranita de zarzal) y cinco de reptiles (tortuga de laguna, lagarto overo, culebra).
"La presencia de anfibios, mariposas y aves es indicador de calidad ambiental; las aves por el ambiente, las mariposas por la calidad y cantidad de plantas nativas, y los anfibios por la calidad de los suelos y el agua", aportó Giacobone. Lo más llamativo que detectaron los técnicos fueron ejemplares de orquídea de talar de entre 30 y 40 años.
Además de la identificación de especies, el parque demandó una puesta en valor que realizó el Ministerio de Ambiente y Espacio Público. Entre los trabajos más importantes aparecen la construcción de 1000 metros de senderos (accesibles para silla de ruedas), un centro de atención al visitante, un espacio semicubierto para charlas, miradores de avistaje de aves y un laboratorio para investigaciones de campo.
El proyecto inicial se originó por una inquietud de la Asociación Vecinos del Lago Lugano y del diputado porteño Adrián Camps (Partido Socialista Auténtico), el autor del proyecto de ley que transformó el área en urbanización parque. "Queríamos convertirlo en reserva ecológica, pero se generó un punto intermedio para proteger la fauna y el arbolado. Ésa era la preocupación de los vecinos", recordó el legislador.
Además de la riqueza natural, la zona del lago Lugano constituye un mojón histórico: allí desembarcaron las tropas inglesas en la segunda invasión a Buenos Aires, a principios de 1800. Registros antiguos indican, además, que el llamado Paso Chico que funcionaba en esas tierras era utilizado por arrieros y troperos cuando bajaba el nivel del Riachuelo.
Con sus 36 hectáreas, el predio se ubica como el segundo espacio verde y público entre los más grandes de la ciudad. La Reserva Ecológica Costanera Sur tiene una superficie de 360 hectáreas de humedales, bañados y pastizales. La de Costanera Norte se extiende por 18 hectáreas, con la presencia de 400 especies de plantas y animales.

Proponen más espacios verdes
Legisladores, comuneros y dirigentes del Frente para la Victoria se reunieron con vecinos de distintos barrios porteños para idear una serie de proyectos dirigidos a dotar a la ciudad de nuevos parques y plazas, que denominaron "espacios verdes participativos".
La iniciativa prevé el diseño, la gestión y el cuidado de cuatro nuevas áreas verdes. Más exactamente, promueven proyectos para la comuna 4 (Unidad Ambiental y Cultural Parque Patricios), la 6 (Parque Caballito), la 13 (Circuito Colegiales Camina - Proyecto Cultural Estación Colegiales) y la 15 (Corredor de Integración Barrial).
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Ríos y lagos de la CABA en problemas



Detectan alto nivel de contaminación en algunos ríos y lagos de la Ciudad de Buenos Aires

Fecha de Publicación
: 25/03/2017
Fuente: InfoBae
Provincia/Región: CABA


Cromo, líquidos cloacales, bacterias peligrosas y biotoxicidad. Estas sustancias son parte de algunos de afluentes más importantes de la ciudad. Así lo aseguró un estudio de la Universidad de Palermo. El Riachuelo, Puerto Madero y el Rosedal de Palermo, entre otros, bajo la lupa.
Un equipo de la Universidad de Palermo analizó la calidad de agua de algunos lagos de la Ciudad de Buenos Aires y se encontró con resultados alarmantes en algunas zonas.
A los distintos lagos se les puso un puntaje en base a un sistema que toma varios parámetros y arroja un número del 0 al 100. La mejor nota se la quedó el lago de 1 hectárea Parque Cenentario, con 70,74, lo que indica que el agua es de buena calidad y completamente apta para usos recreativos, aunque no es potable.
En el otro extremo, uno de los resultados más alarmantes se detectó en Puerto Madero, donde calidad del agua es decididamente mala. Para llegar a esa conclusión se tomaron una serie de muestras desde el Puente de la Mujer, en las que se detectó un valor de microorganismos coliformes totales 110 veces mayor al máximo permitido y de microorganismos fecales 9.300 veces por encima de lo aconsejado, lo que prueba que el contacto del agua con líquidos cloacales. La principal bacteria del grupo es la escherichia coli, que es la responsable más frecuente de infecciones urinarias y gastrointestinales, y que puede causar incluso desde meningitis hasta síndrome urémico hemolítico.
"La vida acutática se limita a especies muy resistentes. El agua no es apta para el riesgo ni para uso industrial sin tratamiento. Para consumo humano requiere tratamiento potabilizador intenso. Respewcto a los deportes y recreación, el agua analizada no es apta para inmersión y se debe evitar todo contacto. Sólo es apta para la navegación en lanchas o embarcación", remarcó el informe.
En los lagos de Palermo se detectaron resultados dispares. La mejor calidad del agua está en el Lago Regatas, que desde 1990 lo cuida AySA (antes, Aguas Argentinas), aunque los análisis detectaron una alta presencia de cromo, que podría deberse a la intensa sudestada en fechas próximas a los análisis. Recibió una nota de 60.
Por debajo, con 51 puntos terminó el lago que está frente al Planetario, donde se observa mayor tendencia a arrojar basura, lo que en 1999 provocó la muerte de gran cantidad de peces. La limpieza está a cargo de Genadermía y algunas empresas privadas.
Muy lejos quedó el lago del Rosedal, que apenas obtuvo 35 puntos. El espejo de agua tiene valores de pH inusualmente elevados, gran cantidad de sólidos totales y bajas cantidades de oxígeno disuelto.
"El deterioro observado en los lagos de uso paisajístico y recreativo podría minimizarse mediante acciones sencillas como un aireamiento más intenso y un favorecimiento del reciclaje biótico, introduciendo especies cuyos sistemas de raíces, en forma conjunta con los microorganismos del suelo contribuyan a la purificación del agua", observó una de las expertas que intervino en el trabajo, Mónica López Sardi.
Naturalmente, los peores resultados se hallaron en el Riachuelo, el tercer río más contaminado del mundo. Los estudios indicaron que tiene un alto grado de contaminación y peligro biotóxico tanto para las especies que se deberían desarrollar en sus aguas como para aquellas personas que tengan contacto con el agua. Entre los valores obtenidos se destactó que el arsénico en sus aguas duplica los valores máximos recomendados.
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En la CABA analizan la construcción y su impacto



Estudian cómo minimizar las consecuencias ambientales de la construcción

Fecha de Publicación
: 19/02/2017
Fuente: Argentina Investiga
Provincia/Región: CABA


Investigadores del Instituto de Tecnología de la Fundación UADE estudian cómo disminuir los impactos ambientales de los residuos de la construcción y de la demolición en la Ciudad de Buenos Aires. Entre las conclusiones se recomienda mejorar las regulaciones, dar participación al sector privado en la gestión e incentivar el uso de los materiales recuperados de los residuos de la construcción.
La investigación abarcó el estudio de la gestión de los residuos de la industria de la construcción en la Ciudad de Buenos Aires para proponer mejoras tendientes a minimizar sus impactos ambientales. “La generación de estos residuos ha sido identificada como uno de los aspectos de mayor impacto ambiental en la industria de la construcción”, asegura a Argentina Investiga Raquel Bielsa, directora del trabajo.
El tratamiento inadecuado de los desechos para rellenar zonas bajas puede contaminar las aguas y los suelos en forma directa. Además, la mayoría de los materiales pétreos que se usa en esta industria son recursos naturales no renovables. Por lo tanto, la falta de su reutilización o reciclaje implica su uso ineficiente y el consecuente impacto por la falta de su disponibilidad futura.
En la actualidad los residuos de la construcción y la demolición (integrados por restos de suelos, arena, concreto, maderas, plásticos y otros materiales que se generan en las obras públicas y privadas) se consideran desechos sólidos urbanos y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires representan 2.400 de las 6.000 toneladas de desperdicios sólidos que se generan diariamente. El control de la gestión de estos sobrantes es muy importante para alcanzar los objetivos de minimización de residuos a disposición final de la Ley de Basura Cero de la Ciudad. Por lo tanto, las mejoras en su gestión tienen una incidencia clave para lograr las metas dispuestas en dicha Ley.
En este proyecto, se analizó el sistema actual de gestión para identificar sus fortalezas y debilidades, con el objetivo de estudiar la factibilidad técnica de la reutilización y el reciclaje de los materiales recuperados de estos residuos en nuevas aplicaciones en la industria de la construcción. Primero, se estudió como se gestionan en otras ciudades. Luego, se realizó un diagnóstico mediante entrevistas a los actores locales clave: profesionales de la construcción, clientes, organismos de ciencia y tecnología y autoridades. También se visitó la planta de tratamiento de áridos de la Ciudad, localizada en el barrio de Villa Soldati, y se evaluaron los aspectos relevantes a tener en cuenta para aumentar su eficiencia. Se encontró que la gestión se caracteriza por la disposición inicial en las obras en contenedores de cinco metros cúbicos de capacidad y su recolección posterior por alguno de los 36 transportistas habilitados para retirar estos “volquetes”, donde los residuos están completamente mezclados.
Los volquetes son recibidos en la planta de áridos, que fue construida por el Gobierno de la Ciudad en 2014 y concesionada a operadores privados. En la planta, los residuos son separados, triturados y tamizados en diferentes fracciones, como madera, metales, plásticos, y componentes minerales de varios tamaños (piedra, suelo, cascote grueso, cascote fino, etcétera). Estos últimos son vendidos como materiales secundarios para la construcción. Sin embargo, las partes de madera y plásticos que no se ajustan a las especificaciones de calidad, son derivadas a disposición en rellenos sanitarios en la CEAMSE. Se estimó que esta porción no reciclable es de alrededor del 20% de los residuos que ingresan a la planta.
En comparación con otras ciudades del mundo, se encontró que no existe aquí un marco legal que obligue a las empresas constructoras a separar sus residuos en origen, lo que dificulta su separación posterior y disminuye la eficiencia de su tratamiento. Por lo tanto, hasta ahora sólo algunas obras que se postulan a certificaciones ambientales de los edificios (como LEED, Leadership in Energy & Environmental Design) se preocupan por el destino de sus residuos. El gobierno de la Ciudad controla a los transportistas y a la planta de separación, pero no establece ningún requerimiento en el momento de autorizar obras como en otros países, en los que se tramita el permiso de inicio de obra y debe adjuntarse el plan de gestión de los residuos que se generarán, teniendo como premisa la minimización de la generación de residuos y su reutilización en la propia obra.
“Se concluyó que la gestión de estos residuos en la ciudad tiene desafíos significativos como la falta de regulación específica, falta de control de los vertidos ilegales de residuos de la construcción para relleno de zonas bajas, diferencias importantes entre los costos de tratamiento y la disposición final con otras regiones, y ausencia de normativa que promueva el uso de agregados reciclados de la construcción”, afirmó Bielsa, quien participó de la investigación junto con la arquitecta Fernanda Tufaro y alumnos de la carrera de Ingeniería Industrial.
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Techos verdes para CABA impulsados por el INTA



Techos verdes y jardines verticales para CABA

Fecha de Publicación
: 05/02/2017
Fuente: Perfil
Provincia/Región: CABA


El Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño firmó con el INTA un convenio que fomenta la implementación de tecnologías sustentables.
El cambio climático es una realidad y exige actuar localmente para avanzar ya mismo hacia la sostenibilidad. Con esa premisa, el INTA y el ministerio de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires firmaron un convenio que se replantea el desarrollo y promueve la resiliencia en el ámbito urbano, y fomenta la implementación de tecnologías sustentables como los techos verdes y jardines verticales.
Conscientes de que la creciente urbanización demanda una conciliación y una necesidad de incorporar a la naturaleza a su desarrollo, ambos organismos se comprometieron a trabajar juntos en la difusión de tecnologías sustentables tales como los techos verdes y los jardines verticales, como así también en su implementación en los edificios públicos.
Se trata de tecnologías adoptadas por las ciudades para fomentar la resiliencia, que disminuyen la polución del aire y el efecto isla urbana, mejoran la estética visual y la calidad de vida, conservan energía, favorecen la formación de corredores de flora y fauna y retrasan el escurrimiento del agua de lluvia.
Así, mediante el Instituto de Floricultura del INTA Castelar, se dictarán capacitaciones, charlas y talleres en referencia a los beneficios de la implementación de estas tecnologías, y se definirán estrategias de estudio de espacios verdes y sustentabilidad ambiental de la ciudad.
Asimismo, propondrán normativas ambientales y contribuirán con el equipamiento tecnológico necesario para realizar estudios y proyectos de innovación e investigación tecnológica específicos.

Cuanto más verde, más sustentable
Los sistemas verticales tales como cortinas verdes o jardines verticales se destacan por sus numerosas ventajas: permiten atenuar la radiación estival, enfrían el ambiente por evapotranspiración –por lo que disminuye la necesidad de una refrigeración artificial–, mitigan el efecto de isla de calor y disminuyen la acción de los vientos.
A su vez, los techos verdes son tecnologías cada vez más difundidas en las ciudades por permitir el aprovechamiento de terrazas y superficies de cemento para producir flores y hortalizas, al tiempo que disminuyen la polución del aire, transforman los paisajes y aportan a la calidad de vida.
Se trata de espacios donde la cubierta vegetal es plantada sobre un sustrato de poca profundidad, liviano, generalmente no son accesibles y presentan un bajo mantenimiento sin suministro de riego, con condiciones más hostiles que acotan la diversidad de especies.
La clave del éxito para un techo verde tiene cuatro pilares: la estructura edilicia, el sistema de impermeabilización, el sustrato y la elección de la comunidad vegetal. Se trata de un trabajo multidisciplinario en el que tanto los arquitectos, ingenieros, agrónomos, paisajistas y técnicos en floricultura deben trabajar conjunta y mancomunadamente.
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Compostaje en cocinas industriales de restaurantes

Espacio de compostaje para procesar residuos orgánicos en restaurantes y hoteles

Fecha de Publicación
: 30/01/2017
Fuente: Argentina Investiga
Provincia/Región: CABA


Investigadores del Instituto de Ciencias Sociales y Disciplinas Proyectuales de la Fundación UADE desarrollaron un prototipo de espacio de compostaje para el manejo sustentable de residuos orgánicos de cocinas industriales de restaurantes y hoteles con la finalidad de reducir las cantidades producidas de desechos y evitar la contaminación cruzada. A su vez, el compostaje podrá servir como abono y fertilizante de huertas urbanas.
La Ciudad de Buenos Aires (CABA) genera 6.000 toneladas por día de residuos sólidos domiciliarios, de los cuales una parte pertenece a los 6.499 hoteles y restaurantes que allí funcionan. Con la finalidad de brindar una solución sustentable al destino final de los residuos orgánicos generados por los locales gastronómicos, la arquitecta Marité Lamas, investigadora del Instituto de Ciencias Sociales y Disciplinas Proyectuales (INSOD) de la Fundación UADE, junto a su equipo de investigación, conformado por alumnas de la carrera de Diseño de Interiores, crearon un espacio de compostaje para el manejo sustentable de los residuos orgánicos de restaurantes y hoteles.
El proyecto consistió en diseñar un espacio interior en las cocinas industriales para que puedan procesar, a través de un compost, los residuos orgánicos que se generan, con el fin de abastecer luego a huertas orgánicas, plazas de la ciudad, o cualquier otro espacio verde que precise fertilizante.
La Ciudad Autónoma de Buenos Aires posee leyes de “Basura Cero” mendiante las que se promueve la reducción progresiva de la disposición final de los residuos sólidos urbanos por medio de un conjunto de medidas orientadas a la reducción en la generación de residuos, la separación selectiva, la recuperación y el reciclado, así como también la disminución de la toxicidad de la basura y la asunción de la responsabilidad del fabricante sobre sus productos.
De todos modos, según el informe “Estudio de calidad de los residuos sólidos urbanos del Área Metropolitana de Buenos Aires - Tercer Informe de Avance”, del Instituto de Ingeniería Sanitaria de la Facultad de Ingeniería UBA y la Ceamse, el 41% de los residuos sólidos urbanos que entierra la Ciudad en los rellenos sanitarios de la Ceamse son desechos alimenticios.
Por lo general, los establecimientos gastronómicos separan los materiales potencialmente reciclables, como cartón y plástico, pero no tratan el desecho orgánico que tiene como destino convertirse en relleno sanitario. Lo novedoso del prototipo diseñado a partir del proyecto de investigación consiste en un sistema para procesar y aislar el residuo orgánico del resto de la cocina industrial. Lamas explicó a Argentina Investiga que la cocina industrial es un ámbito bastante complejo dentro de lo que es el diseño de cocinas: “No es lo mismo que una cocina familiar, sino que tiene la complejidad de tener distintos sectores donde se cumplen los siete principios de higiene, de acuerdo con el Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control (APPCC), que consiste en un proceso sistemático preventivo para garantizar la inocuidad alimentaria”.
A raíz de esto, esta iniciativa surge de la necesidad de lograr que los componentes del proceso de producción de los alimentos no se crucen con los residuos, donde podrían tener algún tipo de contaminación cruzada.
En el espacio de compostaje diseñado por Lamas y su equipo, el residuo en ningún momento ingresa en la cocina sino que, a través de un orificio de la mesada de elaboración de los alimentos, cae dentro de un recipiente que tiene una conexión directa con el sector residuos. Una vez que ingresaron los residuos en el recipiente se le agregan lombrices californianas, que tardan alrededor de quince días en generar el humus. A diferencia de otras especies, la lombriz californiana es más resistente a diferentes temperaturas, dado que tolera entre 7ºc a 30ºc.
Es importante destacar que el sistema se utiliza para los desechos orgánicos de ciertas frutas y vegetales y no para los desechos de origen animal. Otro residuo que no procesan son los cítricos y la cebolla, dado que las lombrices no los digieren con facilidad.
El prototipo diseñado resultó finalista y obtuvo el segundo puesto como proyecto innovador otorgado por la Cámara de Comercio Argentina Británica, en octubre de 2016. El concurso se llevó a cabo en la Embajada Británica donde participaron 95 proyectos de todo el país. A su vez, obtuvo el Tercer Puesto de una totalidad de 36 proyectos que se presentaron en el Concurso Nacional de Hotelería Sustentable de la República Argentina Hoteles más Verdes, organizado en el marco de EXPO HOTELGA 2016, celebrada en agosto 2016, donde se convocó a participar a profesionales independientes, propietarios de hoteles y jóvenes estudiantes, en diferentes categorías, cada uno con ideas y proyectos innovadores.
Según Lamas, el espacio para compostaje de residuos orgánicos tiene amplias probabilidades de comenzar a ser implementado en las cocinas de los establecimientos gastronómicos en un futuro cercano, dado que se trata de un proceso rápido e higiénico y que no requiere de una gran inversión. En este sentido, las posibilidades de transferencia social son muy amplias, así como también las oportunidades para desarrollar nuevos proyectos, orientados a la promoción en materia de sustentabilidad ambiental en la industria de la hotelería y la gastronomía.
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El Centro de Rescate de Fauna con más trabajo



El Centro de Rescate de Fauna Silvestre recibió 52% más de animales en 2016

Fecha de Publicación
: 28/01/2017
Fuente: Telam
Provincia/Región: CABA


El espacio dedicado a la rehabilitación con fines de liberación de ejemplares encontrados heridos, perdidos en la vía pública o incautados al tráfico ilegal, recibió el año pasado un 52% más de animales que en 2015, con lo que batió un nuevo récord.
El Centro de Rescate de Fauna Silvestre (CRFS) de la Ciudad de Buenos Aires, un espacio dedicado a la rehabilitación con fines de liberación de ejemplares encontrados heridos, perdidos o atrapados en la vía pública o incautados al tráfico ilegal, recibió el año pasado un 52% más de animales que en 2015, con lo que batió un nuevo récord por la cantidad de individuos que pasan anualmente por el lugar.
A esta dependencia que funciona hace cinco años en la Reserva Ecológica Costanera Sur llegaron en 2016, 509 animales de 101 especies diferentes contra 334 del año anterior.
"A pesar de que uno no lo ve, estamos rodeados de fauna silvestre, y al ser Buenos Aires un centro urbano tan importante, esa relación es a veces complicada para los animales", explicó a Télam Andrés Capdevielle, director del CRFS que administran conjuntamente la propia reserva, el Ecoparque y la Fundación Caburé-í.
Por eso, más de la mitad (58%) de los ingresos -entre los que hubo caranchos, chimangos, gavilanes, halcones, lagartos, tortugas, culebras, nutrias, comadrejas y zorros- se producen de la mano del "ciudadano común" porteño que se topó con animalitos en problemas en los lugares donde vive o transita.
Algunos llegan con quebraduras o traumatismos por haberse estrellado contra un vidrio espejado, cables, antenas u otro elemento arquitectónico, pero en otros casos se trata de ejemplares que están en perfectas condiciones y es el desconocimiento de los vecinos lo que los conduce al CRFS.
"Hay muchas especies, como los caburés (lechuza pequeña), que tienen como mecanismo de defensa el camuflaje y entonces se quedan quietitos, tratando de pasar desapercibidos, pero en la ciudad hay muchas posibilidades de que alguien los vea y piense que no se mueven porque les pasa algo", explicó.
Por último, algunas de las entregas voluntarias son de animales que en algún momento fueron "mascotas".
"Hay gente que tiene animales silvestres en cautiverio y se le escapan; o directamente los sueltan en la reserva porque un día se dieron cuenta que hacen más olor del que pensaba o no es tan manso como creían y lo 'liberan' acá para que el animal 'esté más feliz', cuando en realidad están haciendo un lío bastante importante con la introducción de especies exóticas que necesitan otros factores climáticos y ambientales", agregó el también director del ¨Programa de Conservación y Rescate de Aves Rapaces del Ecoparque de Buenos Aires.
Así, un día apareció un hurón albino en la reserva, una especie originaria de Estados Unidos, cuyo hábitat no incluye a la Argentina.
"No nos avisan nada y te enterás porque el hurón anda corriendo por la reserva, queriendo subirse arriba de las personas", contó.
Pero los animales también son entregados por funcionarios públicos, como inspectores de la secretaría de Ambiente, que los incautan en operativos contra el tráfico ilegal de fauna silvestre; o efectivos de Defensa Civil que acuden al rescate de algún ejemplar, ante el alerta efectuada por algún vecino.
"Como está pegada al río, Buenos Aires es un lugar de paso para muchas aves migratorias y acuáticas que en días de tormenta naturalmente se retiran un poco de la costa; pero alejarse acá dos cuadras de la costa es estar en plena ciudad y esos animales se pueden posar en el pulmón de un edificio del que después no pueden salir por el vuelo vertical que esto requiere", contó.
Históricamente, entre el 60% y el 70% de los animales que recibe el CRFS son aves y el 2016 no fue la excepción (69%).
Una vez que arriban al Centro de Rescate, se dispara un procedimiento que comienza con el registro, continúa con el diagnóstico veterinario que, en caso de resultar en enfermedad o lesión, da lugar a un tratamiento médico y posterior proceso de rehabilitación.
"Una vez que tienen el alta se los libera en áreas naturales" de la provincia a la que pertenezcan y, cuando se trata de animales que habitan el ecosistema rioplatense, se los suelta por grupos en la propia reserva o en plazas, lo que ocurre una veintena de veces al año.
"Tratamos de que coincida con la visita de alguna escuela o contingente para aprovechar y dar una charla mostrando lo que se está liberando y animando a la gente a empezar a mirar para arriba para crear empatía con la fauna de la ciudad", afirmó Capdevielle.
En el caso de las especies en extinción como el águila coronada, por ejemplo, se realiza un seguimiento posterior del individuo recuperado y liberado, a través de una pulsera con sensor cuya información permite conocer "cuáles son sus amenazas, cómo usa el ambiente" y otros datos.
Y si bien "el objetivo del centro de rescate es la liberación en el medio natural", no todos los animales sobreviven y los pocos que se recuperan pero no se pueden liberar porque se soldó mal la quebradura de un ala, por ejemplo, "se los entrena para las charlas educativas" en las que cuentan "la historia de lo que pasó, para sensibilizar a la gente".
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