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Lamentablemente detectan gripe aviar en la Antártida

 


Por primera vez detectan gripe aviar en la Antártida

Fecha de Publicación
: 29/02/2024
Fuente: Página 12
Provincia/Región: Antártida


El trabajo de los investigadores locales fue clave, ya que fueron los responsables de identificar a las aves que dieron positivo. Los riesgos potenciales para los humanos.  
Por primera vez fue reportada la presencia de gripe aviar en la Antártida y científicos argentinos tuvieron un rol protagónico. En las adyacencias de la Base Primavera hallaron a las escúas muertas, aves que aparentemente tenían signos de haber fallecido a causa del virus. Luego se pusieron en contacto con grupos internacionales y, finalmente, tras certificar la causa del deceso por intermedio de pruebas de laboratorio, investigadores españoles pudieron comunicar la noticia que circula en todo el mundo.
“La muestra del ave hallada en la Base Primavera dio resultado positivo para gripe aviar, y es patogénica. Si bien hasta ahora solo se identificó en aves migratorias, es preocupante para los humanos porque nosotros estamos ahí nomás en la cadena, somos mamíferos susceptibles de ser infectados. Es la primera vez que se detecta y se comprueba la gripe aviar en la Antártida y nosotros tuvimos un rol muy importante”, dice a Página 12 el doctor el Martín Ansaldo, referente del Instituto Antártico Argentino (IAA). Y, en la misma línea, detalla: “El virus va mutando, si ya se observó el salto de las aves a los lobos marinos, es muy fácil que pueda hacer lo mismo con los seres humanos. En definitiva, es una gripe que si no se trata como corresponde, eventualmente, podría tener un resultado complicado”.
La escúa muerta, que finalmente tenía el virus H5 de gripe aviar, es un ave marrón oscura de pico robusto que habitualmente suele observarse en el continente blanco. Se calcula que, como mínimo, unas 450 especies de aves silvestres pueden transmitir el patógeno a los mamíferos. Como explica el especialista, se trata de individuos que no conocen de barreras geográficas de ningún tipo; por eso, cuando los primeros casos comenzaron a identificarse en el Hemisferio Norte a mediados del año pasado, en la Antártida prendieron las alarmas. Sabían que más temprano que tarde el virus podría llegar.
“Nosotros empezamos con los cuidados a mitad del año pasado. Ya teníamos información sobre lo que estaba bajando desde el Hemisferio Norte, ya que la gripe aviar proviene de allí. Afectó especies en Perú, Ecuador, luego en la costa Atlántica de Argentina y en la Patagonia. Senasa había advertido los problemas con las aves de corral y pasó a los lobos y elefantes marinos. Después, como última estación, algo se reportó en las Islas Malvinas a fines de noviembre, hasta que finalmente llegó a la Antártida”, sostiene Ansaldo, que estudia las respuestas de los organismos marinos antárticos al cambio climático y a las actividades humanas.

Tras las huellas de un virus esquivo
En septiembre pasado, se comunicaba la noticia de que la gripe aviar --transmitida a partir de aves migratorias-- afectaba y terminaba con la vida de lobos marinos en Argentina. En aquel momento, varias jurisdicciones de la costa atlántica y la Patagonia decidieron cerrar el acceso a las playas, para que las personas no tuvieran contacto con el virus. De hecho, el alcance era tal que los especialistas consultados en aquel momento se referían al fenómeno como panzootia, es decir, una pandemia pero que afectaba a animales principalmente.
Por esta época, en las bases que Argentina tiene en la Antártida comenzaron a generar protocolos de acción y cuidado para que los investigadores que estudiaban los probables casos de contagio en el extremo sur del mundo no corrieran ningún peligro. “Queríamos que la gente que reside en las bases antárticas esté protegida. Imaginate que el agua de aprovisionamiento se toma de lagunas cercanas y, por lo general, las aves permanecen allí largo rato bañándose”. Así fue como recibieron ropa y elementos para descontaminar, con el objetivo de que pudieran trabajar con sus proyectos de manera normal.
“Todo venía controlado. Sin embargo, a fines de año, en la Base Orcadas comenzaron a aparecer escúas muertas. Luego también hubo un cormorán que veíamos muy afectado. La cosa estaba avanzando, así que decidimos que los científicos solo se ocuparían de la vigilancia y de la observación. Teníamos todas las sospechas del caso, pero no estábamos en condiciones de determinar que efectivamente estas especies hubieran sido afectadas por la gripe aviar. Ni tampoco teníamos el equipamiento en terreno”.
En paralelo, también se identificaron casos en la Base Esperanza y en Primavera. Seleccionaron las muestras y conversaron con sus colegas de España, que estudiaban los casos desde la Base Antártica “Gabriel de Castilla” en la Isla Decepción, con el propósito de poder certificar con evidencia robusta lo que ellos creían. Ansaldo lo narra con detalle: “A mitad de enero, el doctor Quesada de Corral se comunicó con nosotros, hicimos una reunión por Zoom. Ahí nos dijeron que había un grupo de biólogos en Isla Decepción, cercana a la nuestra, que habían sido mandados especialmente para poder realizar este tipo de experimentos. Así que luego de que nuestros científicos tomaran las muestras, las enviamos a través de un buque de la Armada”.
Desde este sitio, se realizaron los exámenes pertinentes (PCR y otros) y se pudo finalmente comprobar esta noticia de envergadura internacional. “La noticia que circuló tiene que ver con el reporte de una muestra patogénica hallada en el ave muerta. El resultado de un trabajo internacional en que los científicos argentinos tuvieron un papel protagónico”, subraya el especialista argentino.

Diagnosticar para prevenir
La gripe aviar se transmite de manera oral, respiratoria y mediante secreciones (saliva o mucosidad), así como también a partir de excreciones, como la orina o la materia fecal (que se mantiene en la superficie por un tiempo). Esta identificación es fundamental porque, a futuro, podría facilitar la prevención de la propagación viral. De la misma manera que sucedía con el coronavirus en plena pandemia, un diagnóstico rápido de los individuos enfermos posibilita actuar en consecuencia e instrumentar medidas de aislamiento.
La depredación que los seres humanos realizan sobre la naturaleza, los modos extractivos de producción, el avance de la frontera agrícola, así como también sus acciones que estimulan el cambio climático de esta época, provocan un contacto más asiduo con animales con los que antes jamás se interactuaba. Si los contactos con las especies crecen, lo mismo sucederá con sus enfermedades.
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Antártida: definen como "histórico" el acuerdo con la OIEA

 


Definen como "histórico" el inicio en la Antártida de la misión contra la contaminación

Fecha de Publicación
: 11/01/2024
Fuente: Telam
Provincia/Región: Nacional


 "Terminamos con el Presidente de la Nación el inicio de una campaña científica por primera vez en la historia entre el Organismo Internacional de Energía Atómica y la República Argentina, destinada a determinar la presencia de plásticos en el medio antártico", señaló el director del organismo, Rafael Grossi.  
 El director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, calificó como "histórico" el inicio de la campaña científica en la Antártida con la colaboración de la Argentina, "destinada a determinar la presencia de plásticos" en el medio marino y advirtió que el problema es "global" y que la comunidad internacional "carece de datos científicos".
"Terminamos con el Presidente de la Nación el inicio de una campaña científica por primera vez en la historia entre el Organismo Internacional de Energía Atómica y la República Argentina, destinada a determinar la presencia de plásticos en el medio antártico", señaló el diplomático en un video distribuido hoy por la oficina de prensa de OIEA antes de su regreso a Viena, Austria.
Grossi dijo en referencia al comienzo de la campaña científica que "ha sido un día en el que no dudaría en caracterizarlo como histórico".
El exembajador de Argentina en Austria pronunció estas palabras el sábado acompañado por el presidente Javier Milei y la comitiva integrada por su hermana y secretaria general de la Presidencia, Karina Milei; la canciller Diana Mondino; los ministros del Interior, Guillermo Francos, y de Defensa, Luis Petri.
 El sábado último Milei visitó las bases Marambio y Esperanza en la Antártida, donde dio inicio al acuerdo de cooperación entre Argentina y el OIEA para el uso de tecnología nuclear en el control de la contaminación por plásticos en el continente blanco, y posteriormente regresó a la ciudad de Río Gallegos, en Santa Cruz, para retornar a la ciudad de Buenos Aires.
Sobre la presencia de plásticos en el medio antártico, Grossi advirtió que "es un problema global, pero desafortunadamente la comunidad internacional carece de datos científicos que puedan avalar cualquier decisión que se pueda tomar".
La implementación del acuerdo es coordinada por el Programa Antártico Argentino a través de la Dirección Nacional del Antártico (DNA), que depende de Cancillería, y de acuerdo al Sistema del Tratado Antártico.
"El programa tratará de saber cuál es el problema que tenemos y cómo poder enfrentarlo", sostuvo el director general de la OIEA, nombrado al frente del organismo el 3 de diciembre de 2019.
 Por su parte, desde Presidencia se informó que las actividades que se desarrollarán "incluyen la organización de misiones de expertos y capacitaciones para la toma y análisis de muestras, además de apoyo logístico para facilitar el acceso del personal científico a la Antártida, incluidas publicaciones y las mejores prácticas en el ámbito de la cooperación".
El programa incluye la iniciativa Nutec Plastics, un proyecto para el estudio de la contaminación marina por plásticos que abarca casi todos los mares del mundo, excepto los antárticos, y a través de este convenio, Argentina extenderá este programa a estas regiones polares.
El proyecto "Microplásticos en el Ambiente Antártico: Implementación de la Iniciativa Nutec Plastics" fue aprobado por la Cancillería e incluido en el Plan Anual Antártico 2023-2024.
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Sacan 488 toneladas de residuos de la Antártida

 


Retiran de las bases antárticas argentinas 242 toneladas de residuos peligrosos

Fecha de Publicación
: 16/02/2023
Fuente: La Nación
Provincia/Región: Antártida


El Comando Conjunto Antártico completó la evacuación de la “basura histórica”, que asciende en total a 488 toneladas
Con una dotación de 1100 personas, entre militares, científicos y personal de mantenimiento, el Comando Conjunto Antártico completó el retiro de residuos históricos de las bases argentinas en el continente blanco, que en algunos casos no se recogían desde hace 30 años.
“En la base Petrel, por ejemplo, se evacuaron los restos de una casa que se había incendiado en 1974?, reveló a LA NACION el general de brigada Edgar Calandín, comandante del organismo militar que todos los años lleva adelante las campañas de abastecimiento a las bases antárticas. Allí, durante el año residen unos 250 hombres, mujeres y niños.
En Belgrano II –la más austral de las siete bases permanentes y seis temporarias que tiene la Argentina en la Antártida– se retiró el jueves pasado el último de los 863 tambores de residuos que quedaban. A través de unidades navales, helicópteros y aviones militares se retiraron 328 toneladas de basura (2581 tambores), de los cuales 82 toneladas (610 tambores) correspondían a residuos peligrosos, como combustilbles, lubricantes, pinturas, ácidos y otros líquidos o sólidos de riesgo, que requieren tratamientos especiales.
A esa cantidad se sumaron otros 2009 tambores compactados de desechos peligrosos (160 toneladas), lo que eleva el total de residuos peligrosos a 242 toneladas y el conjunto de basura acumulada a 488.000 kilos.
“La mayor cantidad de residuos antárticos clasificados se presenta en el grupo de residuos peligrosos y la situación se agrava en la base Marambio, por el uso importante de combustible envasado”, explicó el general Calandín, al frente del Comando Conjunto Antártico, que reporta al Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.
La basura histórica representa el 72% de la totalidad de los metros cúbicos de residuos existentes en las bases antárticas. “En Marambio se llevaban acumulados más de diez años de residuos antárticos clasificados”, explicó el militar a LA NACION.

Los residuos peligrosos
Calandín explicó que buena parte de los residuos peligrosos comprenden a los derivados del petróleo y petroquímicos. “Se hace un estudio muy riguroso para evitar el empleo de aerosoles, por ejemplo, y la mayor parte de los elementos peligrosos son los aceites que se cambian, las pilas, baterías y derivados de pinturas”, ejemplificó. Hay, además, un listado de efectos prohibidos, como tergopores, lana o fibra de vidrio.
El Protocolo de protección del medio ambiente, suscripto en 1991 en Madrid por los países signatarios del Tratado Antártico (entre ellos, la Argentina), prohíbe el empleo de material radioactivo y obliga al retiro de los residuos todos los años, lo que en el caso de nuestro país se dificultó a partir de 2007, a raíz del incendio del rompehielos Irízar, que estuvo inutilizado durante los diez años que demandó su reparación.
En ese período se reemplazó el Irízar por otros medios navales y aéreos alquilados y prácticamente no se realizaba el retiro de residuos –incluso los peligrosos–, lo que contribuyó a la acumulación de la basura y los desechos en las bases antárticas.
Por lejos, Marambio y Belgrano II son las que acumularon más cantidad de residuos peligrosos, con 25.919 y 24.374 kilos, respectivamente. En ambos casos se acumularon, también, 67.377 y 84.139 kilos de “residuos domiciliarios”.
La clasificación de la basura en las bases de la Antártida comprende, principalmente, seis grupos: 1) residuos biodegradables (restos de alimentos, papeles, maderas y trapos limpios), 2) no biodegradables (plásticos, polietileno, cables, fibras sintéticas), 3) residuos peligrosos (líquidos, sólidos y gaseosos), 4) residuos inertes (desechos sólidos inorgánicos), 5) residuos biodegradables líquidos (aguas residuales y residuos líquidos domésticos) y 6) residuos radiactivos.
En la campaña antártica de 2020/2021 comenzó a aplicarse un plan para reducir a cero la cantidad de residuos históricos. “En los primeros dos años se pudo lograr el objetivo en nueve de las trece bases”, destacó el titular del Comando Conjunto.
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Argentina pionera en la Antártida

 


Argentina a la vanguardia de la política Antártica

Fecha de Publicación
: 09/05/2022
Fuente: Página 12
Provincia/Región: Antártida


Argentina ha sido pionera en la Antártida, donde sostiene una presencia permanente e ininterrumpida ​​desde 1904 a partir de la inauguración de la estación científica de Orcadas, siendo el primer país en instalarse en el continente blanco. Recordar y reivindicar ello, como así también dar continuidad a los avances en materia de investigación científica, resulta imprescindible. Sin embargo, es nuestro compromiso también reparar algunos daños del pasado reciente: en la estrecha vinculación entre la materia antártica y la Cuestión Malvinas.
Mirar al pasado y todo lo que se ha hecho como motor para construir futuro, esa es la idea de proyección en la Antártida. Cumplir ese objetivo requiere implementar políticas públicas, apostar a una mayor actividad científica, a la protección ambiental, a conseguir el equipamiento y la tecnología necesarios, y a cooperar para mejorar la logística. Son muchas las tareas que hacemos y debemos llevar a cabo, por eso hay que solidificar cimientos superando obstáculos y teniendo una mirada estratégica.
Pero volvamos un momento al pasado: días atrás conocimos las memorias del exvicecanciller británico Alan Duncan, quien acordó con el gobierno de Macri una serie de políticas con el supuesto fin de “remover todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas”. Sin embargo, ya sabíamos que este acuerdo era perjudicial a los intereses nacionales, por eso en 2016 siendo diputado fui uno de los tantos legisladores que pidió la renuncia del entonces vicecanciller Foradori. Ya desde 2019, tras la victoria de Alberto Fernández, nos hemos ocupado de que este acuerdo hoy día sea letra muerta.
En este sentido, uno de los puntos de ese bochornoso comunicado tiene que ver con el Memorándum de Entendimiento sobre Cooperación Científica Antártica entre el Instituto Antártico Argentino (IAA) y el British Antartic Survey (BAS). Según el texto, “se evaluaron las áreas de posible cooperación en materia antártica, incluyendo intercambios, actividades conjuntas y acuerdos entre los programas científicos” de ambas instituciones, así como también actividades en el área de la Convención sobre Conservación de Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA). Pero a ese respecto no hubo iniciativa alguna de cooperación por parte del Reino Unido en esta materia, de hecho el único acto que realizaron fue registrar el buque científico polar británico RRS David Attenborough bajo bandera del ilegítimo gobierno de las Islas Malvinas. Pero Argentina no puede cooperar con un país que es parte del Tratado Antártico mientras mantenga todas sus embarcaciones, actividades y empresas registradas de manera ilegal en Malvinas. No vamos a seguir con esa situación. Hay medidas que tienen que ser reparatorias, y esta es una de ellas.
El excanciller Faurie dijo que “la Antártida es patrimonio común de la humanidad”. Ese tipo de situaciones no pueden ocurrir nunca más. Los posicionamientos argentinos desde el lugar de la soberanía nacional son legítimamente fundados, aquí no hablamos de una soberanía aspiracional sobre la Antártida como algunos dicen. Argentina hizo expresa reserva de soberanía sobre el Sector Antártico Argentino al suscribir al Tratado Antártico y ha sostenido una actitud coherente al respecto, por algo tenemos un mapa bicontinental aprobado por ley, entonces considerar a la Antártida como patrimonio común de la humanidad choca frontalmente con cualquier posibilidad de sostener una política antártica soberana. Acá hablamos de reparar, no solamente construir y mirar hacia adelante sino también rectificar hechos que no deberían haber ocurrido. Nunca más un canciller que diga esa barbaridad, nunca más un gobierno que acepte cooperar con la potencia ocupante de nuestro territorio en condiciones en las cuales no puede existir cooperación. Es muy importante que lo planteemos.
Y ahora sí, volvamos al futuro. Hay algunos ejes a considerar: primero, fortalecer la relación interinstitucional e interministerial en la gestión de las políticas antárticas. Es fundamental seguir consolidando el accionar conjunto entre Cancillería y el Ministerio de Defensa e intensificar el trabajo y la coordinación. Segundo, es importante que el Plan Anual Antártico sea un proyecto estratégico de corto, mediano y largo plazo, no solamente proyectarlo de manera anual. Y tercero, debemos ampliar las capacidades de articulación con presencia efectiva en un lugar en el que hace mucho deberíamos estar, para que aquello que llamamos el portal de la Antártida, sea realmente ello, y con presencia permanente de nuestros científicos, técnicos y personal administrativo. Con la inauguración de la subsede de la Secretaría de Malvinas en la ciudad de Ushuaia dimos un paso adelante en este sentido, para trabajar con los distintos ministerios, el gobierno provincial de Tierra del Fuego, las instituciones académicas y otros actores parte de este proceso. Argentina ha sido pionera en materia antártica; ahora el trabajo es poner a nuestro país a la vanguardia a partir de una perspectiva estratégica que defina objetivos de largo plazo.

Por Guillermo Carmona - Secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur
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Científicos rastrearán fármacos en ecosistemas antárticos

 


Buscan evaluar el impacto de los fármacos en ecosistemas antárticos

Fecha de Publicación
: 16/04/2022
Fuente: Telam
Provincia/Región: Antártida


Científicos del Instituto Antártico, la Universidad de Buenos Aires y la Universidad de San Martín rastrearán la cantidad y los efectos de medicamentos de venta libre en las aguas de la base Carlini.  
Investigadores del Instituto Antártico Argentino (IAA) evaluarán el impacto sobre los ecosistemas costeros que provocan los antinflamatorios no esteroides que llegan a esas aguas a través de las plantas de tratamiento cloacal de las estaciones científicas en ese continente.
El proyecto busca conocer qué cantidad de esos fármacos, que son consumidos en las bases antárticas al igual que en el resto del mundo, va a parar a las costas después de pasar por las plantas depuradoras y cómo la presencia de estos compuestos orgánicos sintéticos afecta el desarrollo de la vida acuática.
El doctor en Biología de la Universidad de Buenos Aires y jefe del Área de Ciencias de la Vida del IAA, Martín Ansaldo, afirmó en diálogo con Télam que "una de las líneas de trabajo generales en la investigación de la vida en la Antártida tiene que ver con las adaptaciones que los diferentes organismos desarrollan frente al cambio climático o la acción antrópica", es decir por la actividad humana.
En ese sentido, precisó que junto a profesionales de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam) "estamos encarando un relevamiento sobre cómo los antinflamatorios de uso común como el paracetamol, ibuprofeno o el diclofenac, que son consumidos en las bases antárticas, llegan al agua y qué efectos produce".
Ansaldo sostuvo que "el objetivo es saber qué es lo que pasa cuando estos compuestos -que son muy poco degradables- llegan a los ecosistemas costeros, cuál es su incidencia e identificar organismos que reaccionen a esos contaminantes; para eso vamos a realizar bioensayos de exposición con organismos nativos en los que podamos evaluar su respuesta fisiológica".
"La contaminación mecánica por acción de microplásticos está más difundida, pero se habla muy poco de las consecuencias sobre los ecosistemas de todo el mundo que tiene la contaminación por productos orgánicos sintéticos como los fármacos, no sólo antinflamatorios, sino también ansiolíticos y muchos remedios de venta sin receta; todos son grandes desorganizadores endócrinos que cuando llegan a los cuerpos de agua pueden, por ejemplo, feminizar a los machos de una población de peces reduciendo su tasa de reproducción o impedir la metamorfosis de algunos anfibios", detalló.
El científico señaló que "la investigación se va a llevar adelante en la base Carlini donde vamos a comenzar con relevamientos y encuestas para saber qué medicamentos se consumen, en qué cantidades y en qué períodos del año; después vamos a tomar muestras de las aguas antes y después de pasar por la planta depuradora, del agua de mar en cercanías del desagote de la planta y de los sedimentos, y todo eso va a ser analizado en la Unsam para identificar los niveles máximos presentes de cada fármaco".
 "Con todos esos datos vamos a trabajar en el acuario de la base Carlini, donde vamos a someter a crustáceos y moluscos nativos de ese ecosistema a la exposición a niveles de esos contaminantes similares a los detectados; se van a hacer ensayos de exposición aguda y crónica, y también se van a hacer variaciones en la salinidad y la temperatura de los acuarios para evaluar el efecto del cambio climático sobre la acción de los fármacos", agregó.
"Después de las pruebas, estos organismos van a ser analizados para identificar sus respuestas fisiológicas a la exposición a los fármacos, para verificar si hay daños en sus glándulas digestivas o disrupciones en sus membranas; la idea es poder medir cómo afecta al ecosistema todo el porcentaje de esos medicamentos que no es metabolizado por las personas que los consumen ni degradado en las plantas cloacales", completó Ansaldo.
El Área de Ciencias de la Vida del IAA está conformada por los departamentos de Ecofisiología y Ecotoxicología, Predadores Tope, Microbiología y Comunidades Planctónicas, que abordan la investigación de todos los organismos presentes en la Antártida.
La base antártica Carlini está ubicada en la península Potter de la isla 25 de Mayo perteneciente al archipiélago de las Shetland del Sur, a unos 1.000 kilómetros de la ciudad fueguina de Ushuaia y a 3.700 de Buenos Aires.
Allí, la temperatura ronda entre los -2 °C y 3 °C durante el verano y, durante el invierno, las marcas promedio se ubican entre los -10 °C y -20 °C.
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Residuos de la Antártica nacional será tratado en Ushuaia

 


Ushuaia: La Municipalidad participará en el tratamiento disposición final de los residuos antárticos

Fecha de Publicación
: 09/04/2022
Fuente: Sur54
Provincia/Región: Tierra del Fuego


La Municipalidad de Ushuaia, a través de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable participó de la gestión integral de residuos sólidos no peligrosos de las Bases Antárticas Argentinas, tras la llegada del Buque Rompehielos A.R.A “Almirante Irizar” al puerto de la ciudad.
En esta nueva recalada, el buque insignia de la Armada Argentina procedió a descargar los residuos generados durante el año en las bases argentinas de la Antártida. Los residuos que arribaron son trasladados en tachos metálicos herméticos cerrados, tal como lo dispone el tratado Antártico.
La secretaria a través del Área de Higiene Urbana trabajó en forma conjunta con el Comando Antártico para realizar la gestión de los residuos no peligrosos que se generan en nuestras Bases Argentinas.
En esta segunda etapa se recibieron aproximadamente 15 toneladas de residuos sólidos urbanos, parte de ellos será enviado a tratamiento termo químico (residuos biodegradables), la fracción de material ferroso será enviado a compactación, mientras que el resto de los residuos son gestionados para su disposición final.
El secretario de Ambiente Lic. Mauro Pérez Toscani indicó que, “con estas acciones conjuntas con el Comando Antártico, le sumamos a nuestra ciudad de Ushuaia el fortalecimiento en su perfil como ciudad Antártica y como base logística para las operaciones de nuestras bases en el continente blanco”.
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Buscan mejorar la gestión de los residuos antárticos

 


Antártida: “Es la segunda temporada que resolvemos con éxito el desembarco de los residuos", dijo Bianchi

Fecha de Publicación
: 11/02/2022
Fuente: Sur54
Provincia/Región: Antártida


La primera fiscalización se realizó sobre los residuos del Buque ARA Puerto Argentino, para de esa manera dar comienzo al proceso de auditoría.
Personal de la Dirección General de Gestión Ambiental, perteneciente a la Secretaría de Ambiente de la provincia, llevó a cabo las tareas de fiscalización y control ambiental vinculadas al desembarco de los residuos provenientes de las Bases Antárticas Argentinas, en el Puerto Provincial de la ciudad de Ushuaia, cuyo traslado, tratamiento y disposición final se realiza dentro de la Provincia de Tierra del Fuego.
Durante la verificación, el equipo técnico de la dirección constató el estado y las características de los contenedores desembarcados, procurando que se encuentren en las condiciones adecuadas durante su manipulación. Posteriormente, se fiscalizará a las plantas operadoras para constatar la trazabilidad de estos residuos en la isla.
Al respecto, la Directora General de Gestión Ambiental, Andrea Bianchi aseguró que “esta es la segunda temporada que resolvemos con éxito el desembarco de los residuos provenientes de la Antártida gracias al trabajo en conjunto con el Comando Conjunto Antártico”.
“Poder realizar estas tareas en nuestro puerto es muy positivo, debido a que evita las demoras en el retiro desde las Bases Antárticas Argentinas, y evita la logística hasta la ciudad de Buenos Aires” comentó.
Hacia fines del 2019, la Secretaría de Ambiente inició una serie de gestiones con el Comando Conjunto Antártico en materia de gestión de residuos, tratándose de remanentes generados en nuestro territorio.
Realizar esta tarea en la Provincia, reduce progresivamente el impacto de la actividad de las bases en la Antártida, promueve una mejor logística y fortalece a los transportistas y operadores locales.
“Luego de una primera temporada exitosa, nos reunimos en octubre del año pasado con el Comando para evaluar los resultados y definir todas las mejoras posibles en la producción, clasificación y gestión de los residuos provenientes de las bases, para así lograr una gestión integral de los mismos”, concluyó Bianchi.
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Microorganismos de la Antártida en la lupa de científicos

Científicos argentinos buscan limpiar contaminación de plásticos con microbios en Antártida

Fecha de Publicación
: 08/02/2022
Fuente: InfoBae
Provincia/Región: Antártida - Nacional


Un equipo de científicos argentinos que utiliza microorganismos autóctonos de la Antártida para eliminar la contaminación por hidrocarburos sumó los plásticos a su investigación en el continente blanco, lo que abriría una puerta para limpiar los mares de ese material.
Las bases antárticas utilizan diésel como fuente de energía para generar electricidad y calor, pero el transporte, almacenamiento y uso provoca focos de contaminación, inaceptables en un continente que debe mantenerse prístino según el Protocolo de Madrid de 1961 sobre protección ambiental.
El doctor Lucas Ruberto, bioquímico con orientación en biotecnología, viajó en diciembre junto a otros investigadores a Carlini, una de las seis bases permanentes argentinas en Antártida, tras realizar una cuarentena previa para evitar llevar el COVID-19 al continente.
Como otros años, el equipo realizó tareas de biorremediación, que implican limpiar el suelo afectado por diésel en Antártida aprovechando el potencial de microorganismos y plantas autóctonas, una tecnología que se concreta a lo largo de los tres meses de la campaña antártica del verano austral y tiene una eficiencia de remoción del 60 al 80%.
"El núcleo teórico de este trabajo lo que hace es aprovechar el potencial de microorganismos autóctonos, o sea bacterias y hongos que habitan el suelo antártico, incluso cuando está contaminado, y hacer que esos microorganismos coman el hidrocarburo, que para nosotros es un contaminante y para ellos puede ser un alimento", dijo Ruberto a Reuters desde la base.
"Para eso, lo que hacemos es optimizar las condiciones: darle nitrógeno, darle fósforo, airearlo y corregir algunas condiciones de humedad, y básicamente con eso logramos que los microorganismos reduzcan de manera biológica, con un impacto ambiental muy bajo, el nivel de contaminantes", agregó por Zoom.
En esta campaña, el equipo sumó un proyecto para investigar la degradación de plásticos por microorganismos antárticos, lo que podría generar un aporte relevante dado el problema ambiental que éstos representan en la actualidad.
Los investigadores están aprovechando los conceptos aplicados en hidrocarburos como base para el desarrollo de tecnologías vinculadas a la degradación de plásticos, ya que ambos son polímeros, moléculas compuestas por cadenas largas que principalmente tienen carbono e hidrógeno.
"Este año incorporamos como uno de los proyectos del grupo buscar microorganismos autóctonos que sean capaces de degradar el plástico", dijo Nathalie Bernard, bioquímica, becaria doctoral del consejo argentino de investigaciones científicas (CONICET) y especialista en biodegradación de plásticos.
Los investigadores reúnen muestras de plástico sumergidas en los mares de la Antártida y en el laboratorio identifican cuáles son los microorganismos que viven en la comunidad asociada al plástico para entender si lo están comiendo y, por ende, degradando, o si lo usan como una balsa para flotar.
"Si encontramos alguno que efectivamente esté degradando el plástico, el siguiente paso sería entender cómo, para poder, a largo plazo, buscar una forma de armar un proceso biotecnológico para degradación de polímeros a baja temperatura", agregó Bernard.
Para los científicos, trabajar en la Antártida como representantes de Argentina, que tiene presencia constante desde 1904 y es signatario original del Tratado Antártico de 1959, es un privilegio.
"Poder investigar en la Antártida es un sueño cumplido, es un lugar único, protegido, con ecosistemas muy particulares, así que poder investigar, poder hacer experimentos, poder contribuir con una pequeña porción de conocimiento a la comprensión de este continente es muy estimulante", concluyó Ruberto. (Reporte de Lucila Sigal Editado por Nicolás Misculin)
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El Irízar incluyó a un equipo de biólogos

 


El Irízar sumó a biólogos para observar la fauna del Mar Argentino y la Antártida

Fecha de Publicación: 01/02/2022
Fuente: unidiversidad.com.ar
Provincia/Región: Nacional - Antártida


Las observaciones de aves y mamíferos marinos forman parte de un proyecto desarrollado desde 1987. Aportan información a un banco de datos internacionales.
Un equipo de biólogos embarcó durante la actual Campaña Antártica de Verano 2021/2022 a bordo del Almirante Irízar con el objetivo de observar y registrar la fauna marina del Mar Argentino y de la Antártida mientras el rompehielos navega y abastece a las 13 bases argentinas en ese continente.
Las observaciones de aves y mamíferos marinos -conocidos como predadores tope o predadores superiores- forman parte de un proyecto plurianual, desarrollado desde 1987 e incluido en el Programa Antártico Argentino, cuya implementación está a cargo del Instituto Antártico Argentino (IAA).
Esa iniciativa del Estado nacional tiene varios objetivos. Uno general que es estudiar cambios en el ecosistema marino a través de la distribución, densidad, diversidad y relaciones tróficas de aves y mamíferos marinos. Todo ello es analizado bajo el marco de un escenario de calentamiento global, donde nuestros océanos son actores principales.
Los biólogos enviados también realizan un inventario de las "áreas más importantes" para aves y mamíferos marinos, es decir, zonas marinas donde la fauna se concentra para alimentarse y, por lo tanto, requieren de un especial cuidado porque son críticas para los ciclos de vida de todos los organismos.

Tareas de observación biológica
El licenciado en Ciencias Ambientales y doctor en Oceanografía Antonio Curtosi es el jefe del área de Investigaciones Fisicoquímicas y Ambientales del IAA. Con más de 30 campañas antárticas de experiencia, durante este verano cumplirá el rol de jefe científico de la actual campaña -la 118° desde que el país comenzó a explorar el continente antártico- y forma parte del grupo de científicos, técnicos y demás profesionales que embarcaron en el Irízar.
Curtosi afirmó en diálogo con Télam que "muchos de los equipos que tenía el Irízar para realizar muestreos de oceanografía física se perdieron en el incendio de 2007 y lo que se salvó fue trasladado al Buque Oceanográfico Puerto Deseado".
Si bien el rediseño del rompehielos incluyó nuevos laboratorios, cuyo equipamiento será adquirido próximamente a partir de un acuerdo firmado entre los ministerios de Ciencia, Defensa y Relaciones Exteriores, la totalidad del potencial científico no podrá ser aprovechado en la actual expedición. De todos modos, Cursosi afirmó que "podremos realizar importantes tareas de observación biológica".
"Un equipo de cuatro biólogos del IAA se rotará en turnos a lo largo de toda la navegación para hacer observación y registro de toda la fauna que se pueda avistar desde el rompehielos", detalló el jefe científico de la CAV. Y añadió: "Argentina hace este relevamiento desde hace varios años y aporta la información a un banco de datos internacional, que relaciona de modo indirecto la presencia de los animales observados con las poblaciones de sus alimentos, ya sea krill o peces".
Esa base de datos es una de las más extensas del mundo en su tipo en cuanto a la cantidad de información recabada, la extensión geográfica estudiada y los años abarcados ya que incluye tres décadas de estudio en todo el Océano Atlántico Sur y Antártida.
Curtosi añadió que "el equipo de biólogos tiene la tarea de identificar las especies avistadas, hacer un conteo y clasificación, y volcar esos datos en las planillas en las que se asientan año tras año y que nos permiten cruzar esa información con la que producen los investigadores que trabajan con esas mismas especies en distintas bases y campamentos argentinos en la Antártida".
La continuidad a lo largo del tiempo de ese registro posibilita brindar mayor certeza a las conclusiones alcanzadas sobre la relación entre la presencia de animales en determinadas zonas y sus fuentes de alimentos.
"Cuando el Irízar disponga de las redes de arrastre y el equipamiento de pesca vamos a poder tomar muestras de la biota marina que permitan corroborar las relaciones que identificamos a partir de la observación; y estos datos van a ser importantes para saber en qué zonas puede haber ballenas o alimento para los pingüinos, o comprobar la sanidad del ecosistema", consideró el especialista.
 
Abastecimiento de 13 bases
Curtosi señaló que "este verano el Irízar no va a ser el principal centro científico de la campaña antártica, pero sí será fundamental para desplegar y abastecer a más de un centenar de investigadores en distintas bases, refugios y campamentos argentinos en la Antártida; un esfuerzo en cual están implicados otros buques de la Armada Argentina y los aviones Hércules C-130 de la Fuerza Aérea, que nos permiten llegar a la base Marambio y de allí a donde necesitemos con los aviones Twin Otter o los helicópteros".
Un incendio afectó el 10 de abril del 2007 al Irízar cuando regresaba de la campaña antártica con 296 tripulantes a bordo; el fuego se originó en los generadores eléctricos cerca de las 22 y dejó fuera de servicio cerca del 80 por ciento del barco. El Ministerio de Defensa, la Armada y la Dirección Nacional del Antártico analizaron las alternativas de comprar un nuevo rompehielos, construir uno o reconstruir el Irízar. Eligieron esta última opción, la cual además contemplaba una profunda modernización del buque para ampliar sus capacidades y darle mayor espacio a los laboratorios y la investigación científica.
El rediseño fue planeado para que el rompehielos pase de ser un buque logístico a uno multipropósito en el que tengan preponderancia las tareas científicas, se optimice su capacidad de asistencia en las campañas antárticas y tenga todas las herramientas necesarias para tareas de búsqueda y rescate en el Atlántico Sur.
De acuerdo a un informe difundido en el año 2015 por el Ministerio de Defensa, los trabajos de reparación y modernización del Irízar lograron ampliar de 74 a 412 metros cuadrados la superficie destinada a laboratorios, de 76 a 83 la cantidad de camarotes y de 350 metros cúbicos a 650 la capacidad de trasladar combustible antártico.
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En busca de bacterias que limpen derrames de hidrocarburos

 


Antártida: científicos argentinos investigarán microorganismos capaces de mitigar la contaminación

Fecha de Publicación
: 28/01/2022
Fuente: Ambito
Provincia/Región: Nacional - Antártida


Bacterias capaces de limpiar derrames de hidrocarburos, microorganismos que degradan los residuos plásticos arrojados al mar u hongos con aptitudes antibióticas son apenas algunas de las líneas de investigación que llevará a cabo un equipo de microbiólogos en la base antártica Carlini durante este verano.
Los integrantes del grupo de microbiología del área de Ciencias de la Vida del Instituto Antártico Argentino (IAA) trabajarán en dos grupos, los cuales contarán a lo largo de todo el año con el apoyo de buzos de las Fuerzas Armadas que se sumergen en las aguas heladas en busca de muestras y sedimentos.
El bioquímico y doctor en Biotecnología Lucas Ruberto es investigador del IAA, la Universidad de Buenos Aires (UBA) y el Conicet. Además se desempeña como coordinador del grupo de microbiología del IAA y será el responsable del primer equipo en desplegarse para estas investigaciones durante este verano.
"Los microorganismos que investigamos incluyen entre otros a las bacterias, las arqueas, los hongos y los virus; están presentes en todo el planeta y en la Antártida los investigamos en el agua de mar, en lagunas y en los suelos", señaló Ruberto a Télam.
"La investigación de microorganismos tiene dos grandes perspectivas. Por un lado, la ecológica en la que abordamos el contexto en el que ese microorganismo habita, su interacción en la comunidad y cómo esta cambia en respuesta al calentamiento global o la presencia humana", apuntó el científico.
La segunda perspectiva, agregó Ruberto, es la que "busca aprovechar los mecanismos de adaptación al ambiente hostil de la Antártida que desarrollan estas criaturas para analizar cuáles pueden ser importantes como herramientas para nosotros".
En ese sentido, añadió que "muchos de los microorganismos que investigamos en la Antártida podrían tener aplicaciones muy importantes en el desarrollo de antibióticos, enzimas para procesos industriales, bacterias que limpian suelos contaminados por compuestos orgánicos o para producir detergentes entre otras cosas; es un proceso largo y complejo en el que lo primero es comprender el rol natural en su ambiente, evaluar si esa capacidad es útil, desarrollar el proceso industrial y articular la vinculación entre la academia y la industria".
Ruberto indicó que, "desde hace unos quince años Argentina trabaja en la utilización de microorganismos antárticos para la biorremediación de suelos contaminados con hidrocarburos, y ahora estamos avanzando en integrar a ese proceso la planta Deschampsia antarctica, que es una de las dos que sobreviven en la Antártida para mejorar ese proceso".
Biorremediación es el término que se le asigna a un conjunto de metodologías que utilizan microorganismos o partes de ellos seleccionados naturalmente o por modificaciones de la ingeniería genética para degradar sustancias que se han trasladado a un lugar que no corresponde o están en cantidades no recomendables como resultante de un proceso productivo mal manejado o de un incidente natural, según indica en su sitio web el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
En diálogo con esta agencia, Ruberto aclaró que "una dificultad que enfrentamos es que en la Antártida solo se puede trabajar con organismos autóctonos, por lo que estamos obligados a usar lo que hay en ese ambiente y eso nos empuja a seguir ampliando nuestro conocimiento".
El investigador explicó que "toda la energía que utilizan las bases antárticas se genera a través de gasoil, del que hay que mover grandes cantidades cada verano y mantenerlo almacenado; lo que sucede es que cada tanto se registra alguna pequeña fuga debajo de algún tanque y nosotros aprovechamos la oportunidad para avanzar en nuestras investigaciones sobre remediación de suelos".
"Lo que hacemos es remover el suelo contaminado con hidrocarburos, medir cuánto combustible hay, cuántas bacterias hay, y le damos a esos microorganismos las condiciones para que se activen y degraden el hidrocarburo; una vez que ese proceso se completó volvemos a colocar ese suelo en el mismo lugar del que lo habíamos retirado", detalló.
Ruberto agregó que "desde hace un año estamos buscando en la Antártida microorganismos capaces de degradar plásticos porque los plásticos que se arrojan al mar también contaminan este continente; lo que hacemos es recoger los restos de plásticos que trae el mar para analizar qué microorganismos los colonizan y cuáles de ellos son capaces de degradarlos".
"Entre las investigaciones en las que estamos avanzando también está la búsqueda de hongos con capacidades antibióticas que impidan el desarrollo de otros microorganismos; y las bacterias que en lugar de utilizar oxígeno para subsistir usan hierro o azufre, que podrían ser una herramienta para el desarrollo de una biominería que fuese más amigable para la extracción de metales", agregó.
El investigador resaltó que "otro punto importante es la investigación de los virus presentes en el agua; porque la presencia de los virus cumple un rol muy importante en el equilibrio ecológico impidiendo la superpoblación de bacterias".
"El primer grupo de este equipo en ser desplegado en la base Carlini está compuesto por el doctor en biotecnología Lucas Martínez, la bioquímica Nathalie Bernard y yo, mientras que el segundo grupo estará integrado por microbiólogos Francisco Massot y Martha Martorell; además contamos con el apoyo de los buzos de las fuerzas armadas que se sumergen durante todo el año en búsqueda de muestras de agua y sedimentos porque no es lo mismo lo que podemos registrar en febrero que en junio", completó Ruberto.
La base antártica Carlini está ubicada en la península Potter de la isla 25 de Mayo perteneciente al archipiélago de las Shetland del Sur, a unos 1.000 kilómetros de la ciudad fueguina de Ushuaia y a 3.700 de Buenos Aires; durante el verano la temperatura ronda entre los -2 °C y 3 °C, y durante el invierno las temperaturas promedio rondan los -10 °C y -20 °C.
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187 científicos a la Antártida

 


Ciencia bajo cero: desplegaran a 187 científicos e investigadores argentinos en la Antártida

Fecha de Publicación
: 12/01/2022
Fuente: Hoy Día Córdoba
Provincia/Región: Antártida


En el marco del Plan Anual Antártico, 187 científicos y técnicos de 46 equipos de investigación viajarán este verano a diez de las trece bases argentinas en la Antártida.
Un total de 187 científicos y técnicos que forman parte de 46 equipos de investigación en distintos campos científicos y tecnológicos serán desplegados durante este verano en diez de las trece bases que Argentina opera en su sector de la Antártida, en el marco del Plan Anual Antártico que será presentado mañana por el ministro de Relaciones Exteriores, Santiago Cafiero, junto a otras autoridades nacionales.
En este marco, cabe destacar que el Plan Anual Antártico (PAA) contiene todas las actividades que el Programa Antártico Argentino planea llevar a cabo en el continente blanco entre el 1 de noviembre de 2021 y el 31 de octubre de 2022, las mismas se desarrollan en las bases argentinas, en campamentos desplegados desde algunas de esas bases, en particular desde la Base Marambio, y a bordo de buques dotados de instrumental para investigación en ciencias del mar.
El secretario de Malvinas, Antártida y del Atlántico Sur, Guillermo Carmona, afirmó en diálogo con la agencia Télam que el PAA es «la expresión concreta de una política de presencia soberana de la Argentina en la Antártida y del protagonismo del país en el sistema del Tratado Antártico, y tiene como eje vertebral el desarrollo del conocimiento científico en ese continente».
«Tanto las investigaciones científicas que Argentina impulsa en la Antártida como todas las operaciones logísticas que las Fuerzas Armadas desarrollan para sostener la ciencia en ese continente están vinculadas a la cuestión de soberanía», apuntó el funcionario.
A su vez, las investigaciones previstas abordan áreas del conocimiento científico como ciencias de la vida, que incluye ecosistemas y recursos marinos, comunidades microbianas, biología de predadores tope, ecofisiología y ecotoxicología, ecosistemas terrestres, biología humana y psicología.
También será tenido en cuenta ciencias de la Tierra, que contempla los vínculos geológicos entre la Antártida y América del Sur, relevamiento cartográfico geológico, aspectos abióticos del cambio climático, geofísica y geodesia antártica.
También explicaron que hay proyectos que se desarrollan en el área de las ciencias físico químicas e investigaciones ambientales, como los efectos del cambio climático global, control de la contaminación marina, oceanografía física, actividades multidisciplinarias de invierno, estudios de la alta atmósfera y parámetros relacionados al clima espacial, y la vigilancia de la atmósfera.
Carmona sostuvo que «el programa tiene que ver, por un lado, con la evolución del sistema antártico en general, donde en las últimas décadas ha tomado mucha importancia la cuestión ambiental; y, por otro, con improntas que este va adoptando por decisiones de gestión, como la inclusión de las ciencias sociales a las investigaciones antárticas».
En este sentido, puntualizó que ese último abordaje implica «reconocer que existe una población antártica que se renueva anualmente pero marca presencia permanente desde 1904, y eso debe ser abordado también por la historia, la antropología y la sociología».
«También estamos buscando aumentar la difusión y la divulgación de todo este trabajo científico tan importante que Argentina hace en la Antártida, masificar toda esta información incluyendo muchas investigaciones sobre nuestra historia en el continente», agregó.
De esta manera, las actividades integradas en el PAA alcanzan a los proyectos de investigación desarrollados por el Instituto Antártico Argentino (IAA), incluyendo aquellos llevados a cabo en cooperación con otros organismos y universidades nacionales e internacionales, como así también con otros programas antárticos de otros países.
Esas iniciativas conllevan, en algunos casos, la participación en la Campaña Antártica de investigadores de otros países, como Italia y Colombia, e instituciones como el Conicet y universidades nacionales; también alcanza a la participación de investigadores argentinos en las actividades de otros programas antárticos.
El funcionario resaltó que «Argentina es el único país que mantiene una escuela en la Antártida, la que en 2021 no pudo abrir por la pandemia y que en este 2022 va a ser reabierta para los niños, niñas y adolescentes de las familias que viven y trabajan en la Base Esperanza, la misma en la que este año también vuelve a funcionar la emisora de radio con programación propia ‘Arcángel San Gabriel’ que depende de Radio Nacional».
«Argentina es un país que declaró por Ley su bicontinentalidad y ese lugar tan fuerte sobre el que nos paramos marca que para nosotros la Antártida ya no es un recorte al costado del mapa, sino que abrazamos una mirada integral y completa de la soberanía; el PAA promueve la incorporación de la Antártida al desarrollo nacional a través del conocimiento de sus recursos, la articulación de las investigaciones científicas con la producción y el cuidado del medio ambiente», enfatizó.
«Para la Argentina la Antártida está integrada en la mirada geopolítica con las Malvinas y el Atlántico Sur, por eso también estamos activando una subsede de la secretaría en Ushuaia, para estar cerca de nuestro sector antártico, de las islas y del paso interoceánico», completó Carmona.
Por último, es necesario destacar que el plan también incorpora las tareas de relevamiento hidrográfico y topográfico, sistemas de Identificación Automática en bases argentinas, balizamiento antártico, meteorología marina y glaciología antártica, y vigilancia y pronóstico meteorológico llevadas a cabo por el Servicio Meteorológico Nacional y el Servicio de Hidrografía Naval.
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Ya hay impactos costeros en la Antártida por la crisis climática

 


El cambio climático ya produce variaciones significativas en los ecosistemas costeros antárticos

Fecha de Publicación
: 06/01/2022
Fuente: Ambito
Provincia/Región: Antártida


Investigadores argentinos que desde hace casi tres décadas analizan el impacto del cambio climático en los ecosistemas de la Antártida, detectaron variaciones significativas en la distribución de las algas marinas como consecuencia del derretimiento de los glaciares.
Dolores Deregibus es doctora en Ciencias Biológicas, integrante del departamento de Biología Costera del Instituto Antártico Argentino (IAA) e investigadora del Conicet, donde forma parte del grupo de Macroalgas dirigido por María Liliana Quartino.
Deregibus afirmó, en diálogo con Télam, que "nuestro trabajo se enfoca en las algas marinas que viven en el fondo del mar, nos interesa su estudio dado que son productores primarios, base de la cadena alimenticia y porque muchos organismos marinos viven asociados a ellas y las utilizan como refugio".
"Nuestras investigaciones se realizan en la base antártica Carlini, que es la base científica Argentina más importante de la Antártida, la misma está ubicada en la Caleta Potter de la Isla 25 de Mayo. La Caleta Potter está rodeada por el glaciar Fourcade que se encuentra en notable retroceso, debido a la suba de la temperatura aire causada por el cambio climático", precisó.
La investigadora sostuvo que "uno de los focos más importantes de nuestro grupo es estudiar los efectos del cambio climático sobre las comunidades de macroalgas, cada verano que vamos a la campaña antártica podemos comprobar cómo el Glaciar Fourcade retrocede, y por su derretimiento genera un impacto en todo el ecosistema costero".
"Cuando el hielo se derrite ingresa una gran cantidad de agua dulce al sistema marino costero junto a un gran aporte de sedimentos, esto provoca una gran turbidez en el agua que afecta la vida de las algas que necesitan de la luz solar para hacer fotosíntesis", señaló.
Deregibus indicó que "estos sedimentos provocan una reducción en la penetración de la luz y eso causa que algunas especies de macroalgas se vean afectadas en su crecimiento y reproducción, mientras que otras menos afectadas pueden expandir su distribución hacia nuevas áreas que quedan disponibles luego de la retracción del glaciar".
"Otras líneas de investigación que se desarrollan en el grupo macroalgas del Instituto Antártico Argentino incluyen el efecto del aumento de la temperatura del agua sobre las macroalgas, su fauna asociada y la colonización de algas marinas en nuevas áreas libres de hielo, también realizamos un seguimiento de las comunidades de macroalgas a largo plazo" detalló.
La investigadora subrayó que "debido al aumento de las temperaturas hay un retroceso del glaciar que impacta en el ecosistema costero produciendo variaciones significativas en la distribución de especies y su fisiología".
"No podemos hacer predicciones certeras sobre lo que podría pasar en las próximas décadas, pero si nos basamos en las observaciones de los últimos treinta años que llevamos investigando estos temas, podemos señalar que los cambios que se registran son muy significativos", remarcó.
"Hacer ciencia en la Antártida es un trabajo que se hace en absoluta cooperación; en la base Carlini se encuentra el laboratorio Argentino- Alemán Dallmann, en el que trabajamos junto a científicos de otros países, también es muy importante el apoyo de las fuerzas armadas que sostienen el funcionamiento de las bases, y colaboran en las actividades de buceo y navegación, por ejemplo los buzos se sumergen en aguas de entre 0 y 2 grados para buscar las muestras que analizamos", finalizó Deregibus.
La base científica antártica Carlini está ubicada en la península Potter de la isla 25 de Mayo perteneciente al archipiélago de las Shetland del Sur, a unos 1.000 kilómetros de la ciudad fueguina de Ushuaia y a 3.700 de Buenos Aires; durante el verano la temperatura ronda entre los -2 °C y 3 °C, y durante el invierno las temperaturas promedio rondan los -10 °C y -20 °C.
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Apoyo a pruesta argentina de reservas en la Antártida

 


La propuesta de Áreas Marinas Protegidas en la Antártida tuvo amplio apoyo internacional

Fecha de Publicación
: 01/05/2021
Fuente: Telam
Provincia/Región: Nacional


En representación de la Argentina, el Secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur de la Cancillería, Daniel Filmus, destacó “la firme política argentina tendiente a preservar sus ecosistemas marinos en el Atlántico Sur”.
Ministros y altos funcionarios de 15 países, incluida la Argentina, expresaron este miércoles su firme apoyo a la designación de Áreas Marinas Protegidas en aguas antárticas, durante una reunión virtual de alto nivel convocada por el Comisario Europeo para el Medio Ambiente, Oceános y Pesca, Virginijus Sinkevicus.
Desde la Secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur se informó que “el encuentro tuvo por finalidad dar visibilidad y lograr avances en esta importante cuestión medioambiental, prioritaria en la agenda política internacional y del Sistema del Tratado Antártico”.

Nueva gran área marina en ciernes
Según se explicó, “existen actualmente tres propuestas de Áreas Marinas Protegidas pendientes de aprobación en el Área de la Convención sobre la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA), que abarca los océanos que rodean a la Antártida".
Durante el encuentro virtual, en representación de la Argentina, el Secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur de la Cancillería, Daniel Filmus, destacó “la firme política argentina tendiente a preservar sus ecosistemas marinos en el Atlántico Sur”.
 Filmus también destacó “una nueva gran Área Marina Protegida bentónica, denominada Agujero Azul, cuyo proyecto de creación se encuentra actualmente en debate en el Congreso de la Nación”.

Una agenda ambiental con continuidad
La Argentina y Chile presentaron en 2018 una propuesta de un Área Marina Protegida en la Península Antártica Occidental y Sur del Arco de Scotia, área de abundante biodiversidad marina donde se halla el 75% del kril de toda la Antártida, pero que se ve seriamente afectadapor la actividad humana como la pesca y por los severos impactos del cambio climático.
Del encuentro también participaron los cancilleres de Chile, Andrés Allamand; de Uruguay, Francisco Bustillo; el enviado especial para cambio climático de EE.UU. John Kerry; y el ministro de Ambiente y Océanos del Foreign Office británico, Zac Goldsmith, entre otros.
La próxima reunión de este grupo será en octubre, cuando se tratarán nuevamente las propuestas de Áreas Marinas Protegidas.
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Alteraciones en el fitoplancton de la Antártida

Científicos argentinos revelan efectos del cambio climático en fitoplancton antártico

Fecha de Publicación
: 09/02/2021
Fuente: InfoBae
Provincia/Región: Nacional - Antártida


Científicos argentinos revelaron que el aumento de la temperatura y la disminución de la salinidad producen alteraciones en el fitoplancton de la Antártida, según un estudio realizado en la base Carlini, informó este viernes la agencia científica de la Universidad Nacional de La Matanza.
"Con un aumento de temperatura durante siete días, ya se generan alteraciones en la composición de estas comunidades", explicó la bióloga Julieta Antoni, investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científica y Técnicas de Argentina (Conicet).
"También está descripto que las olas de calor serán más frecuentes en los próximos años", dijo Irene Schloss, investigadora del Instituto Antártico Argentino.
Según lo observado en experimentos realizados bajo esas condiciones, "hubo una especie de fitoplancton típicamente subantártica que creció mucho más que el resto, una especie que no había sido registrada en la Antártida antes".
El fitoplancton marino está constituido por microorganismos que se estima producen entre el 50 y 60% del oxígeno del planeta.
El estudio se realizó con muestras tomadas en Caletta Potter, al norte de la península, sometidas a aumento de la temperatura y disminución de la salinidad.
La investigación halló además que "creció una especie de alga que es cosmopolita", dijo Antoni.
"En la Antártida, además, por el aumento en el deshielo asociado a este aumento de temperatura, se vierte una mayor cantidad de agua dulce en estas bahías marinas que poseen aguas saladas. Entonces, lo que nosotros estudiamos es qué ocurre con el fitoplancton si se dan estas condiciones de altas temperaturas y baja salinidad", indicó.
"Con la disminución de la salinidad, proliferaron especies de algas muy chiquitas, que pertenecen a grupos nanoplanctónicos", dijo la bióloga.
Se estima que estas alteraciones impactarán en "uno de los consumidores principales de este fitoplancton que es el krill, que a su vez es consumido por una gran variedad de animales del ecosistema antártico".
Schloss dijo que desde 2010 se realizan experimentos para medir el impacto del cambio climático en el fitoplancton.
En la última década se realizaron estos ensayos en 2011, 2014 y 2016, con conclusiones publicadas, y otro en 2020, cuyo informe aún está en proceso.
"Los valores con los que estamos simulando estos experimentos son los que estaban predichos para alcanzarse en los próximos 50 años, pero lamentablemente la última temporada (2020) nos mostró temperaturas del agua que ya estaban en estos valores tan elevados, o sea que no es una buena noticia para el ambiente", subrayó.
En febrero de 2020 el extremo norte de la península antártica registró un récord de temperatura de 18,3 grados Celsius superando los 17,5 de marzo de 2015.
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Carlos Bellisio, testigo del cambio climático en la Antártida



Trabajó casi 40 años en la Antártida y vio cómo la afectó el cambio climático

Fecha de Publicación
: 09/03/2020
Fuente: Perfil
Provincia/Región: Antártida


Carlos Bellisio, científico del Instituto Antártico Argentino y técnico del Conicet, participó de 38 campañas antárticas en Base Carlini, y este año será la última. Su historia.
Carlos Bellisio pasó los últimos 38 veranos de su vida en la Antártida, dedicado a sus tareas como científico e investigador. Este mes termina su última campaña antártica en la base científica Carlini, donde por casi cuarenta años consecutivos, desde septiembre a marzo, estuvo abocado a la investigación de peces antárticos. “Este lugar es mi casa, cuando llegue el próximo verano sé que lo voy a extrañar”, dice a PERFIL. En su voz hay alegría y tristeza a la vez.
Carlos viajó por primera vez al continente blanco en el año 1976, con apenas 19 años e impulsado por su padre, biólogo marino con años de trayectoria como especialista en peces del Mar Argentino y de la Antártida.El inicio de todo había sido año antes, a los 18, cuando quiso ganar plata por sus propios medios, y un amigo le ofreció un puesto en la fábrica de un tío.
Su papá, que trabajaba en el *Museo Argentino de Ciencias Naturales* y había pasado ya 15 campañas en la Antártida, se negó y le hizo una contrapropuesta. “Mi papá, que era muy recto, me dijo//‘el hijo de un doctor no puede trabajar en una fábrica de colchones’”, recuerda en tono de humor. “Me llevó al Instituto Antártico Argentino y me presentó al jefe en esa época. Él me puso tres meses a prueba, y acá estoy”.
Cuando empezó a trabajar en el rubro, dice, oficiaba de “comodín”: le asignaban trabajos con peces, con plancton, en fosas marinas, con el microscopio en el laboratorio. Después de varios años, en los que también estuvo en la*base Brown*, empezó a dedicarse con exclusividad en las campañas a la investigación de peces antárticos. El resto del año, entre marzo y septiembre, divide su tiempo como técnico en el Conicet, trabaja —al igual que hizo su padre— en el Museo de Ciencias Naturales en Parque Centenario, y además en el *Instituto Antártico Argentino.*
Las campañas antárticas en las que participó empiezan cada año entre septiembre y octubre, y se extienden hasta el mes de marzo. Se dan en esa temporada porque para el estudio en el agua y los peces, los meses de verano son los más propicios. “Una vez vine en agosto, salimos con el bote al agua y la hélice patinaba porque el agua estaba como una crema”, recuerda.
Esta última temporada, en la Antártida se registraron en febrero temperaturas récord de más de 19 grados, en sintonía con la ola de calor que se dio en el país. Con el paso de los años y con veranos de temperaturas habituales bajo cero y que no superan los 3 grados, Bellisio asegura que el cambio climático se hizo notar en algunos aspectos de las bases científicas argentinas. “Cuando empecé a venir era todo blanco, blanco, blanco. Hoy en día solo hay
manchones blancos, ha variado mucho. Se ven las piedras, la tierra. Inclusive estamos estudiando el impacto del calentamiento global en la reproducción de los peces antárticos”, describe.
En Carlini, donde trabaja desde 1982, se desempeñan cerca de 90 personas: alrededor de 25 son parte de la Dirección Antártica de Ejército y se encargan de la parte logística, y al resto del personal lo integran los científicos. Ubicada en Caleta Potter, Isla 25 de Mayo, la base entra en actividad pasadas las 7 de la mañana a la hora del desayuno, y el horario laboral inicia después de las 9. “Con mis dos compañeros salimos en el bote por alrededor de tres horas. Tenemos tres redes a dos kilómetros de distancia, una a 30 metros de profundidad y otra a 50 metros. Sacamos los peces que nos interesan para estudio, y los llevamos al acuario”, explica Carlos.
Después hay un tiempo estipulado para almorzar, y a la tarde, la jornada laboral que resta es destinadas al laboratorio y a la investigación. “Cenamos a las ocho de la tarde. Algunos se juntan después de comer a tocar la guitarra, o a charlar, otros ven películas o series”, cuenta. Cada sábado a la noche, el ritual es siempre el mismo, y se replica en sincronía en las trece bases antárticas argentinas: *“Se come pizza y una cerveza, o quizás dos”.* Bellisio cuenta que desde hace algunos años el alcohol está -casi- prohibido, y se permite solo los sábados a la noche, y los domingos al mediodía.
La última campaña de Carlos Bellisio empezó esta vez el 20 de diciembre de 2019, y terminó el 2 de marzo de 2020. A partir de esto, dice, va a dedicar más tiempo para dos de sus hobbies: el cine y las series, y la música, su otra debilidad. “Soy fanático del blues, filmo shows y los comparto en redes sociales. Ahora que es mi última campaña y me jubilo, me voy a dedicar con mucho gusto a producir shows de blues”, asegura.
Sabe, sin embargo, que cuando se acerque la fecha en la que habitualmente viajaba a la Antártida, va a querer estar ahí: “Yo vengo desde el 76, mi papá vino 15 años. *Este lugar es mi casa*", dice. Y suma: "Yo sé que me voy ahora y va a estar todo bien en el año, pero cuando llegue el verano y no vuelva a la Antártida*voy a extrañar este lugar.* Pero la vida sigue. Tengo proyectos y voy a seguir en movimiento, eso es lo importante”.
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La Antártida vivió el día más caluroso de su historia



Así se vivió en la Antártida el día más cálido desde que hay registros

Fecha de Publicación
: 08/02/2020
Fuente: La Nación
Provincia/Región: Antártida


Sorprendidos, preocupados, con vientos cálidos y una jornada que permitió salir de las bases. Así vivió la Antártida su jornada más calurosa de la que se tenga registro cuando el termómetro marcó -la tarde de este jueves- los 18.3°c en la zona donde está instalada la base Esperanza de la Argentina.
Con esta marca, se superó en casi un grado el récord anterior que se había dado el 24 de marzo del 2015 cuando la temperatura trepó hasta los 17.5, también en ese mismo asentamiento científico y militar.
Sergio Montoya, suboficial ayudante de la Fuerza Aérea y meteorólogo, fue el encargo de informar el récord. En diálogo con LA NACION, contó: "El pronóstico en la previa ya nos había dicho que había masas de aire muy cerca que iban a ser descendentes y podían producir. Se esperaba una máxima de 10 grados, como mucho. Se esperaban temperaturas altas, pero no tan extremas. Varios factores apostaron para que se diera esta temperatura a pesar de estar en una zona de glaciar y más alta. Es sorprendente tener estas temperaturas".
Este militar de 50 años, que cumple funciones para el Servicio Meteorológico Nacional, llegó a la Base Esperanza el 4 de diciembre del año pasado y permanecerá hasta diciembre. "Trabajamos trihorario donde tomamos todos los datos: temperatura, humedad, viento, nubosidad, fenómenos, presión atmosférica. Somos dos meteorólogos que hibernamos por 12 meses. El registro se hace cada tres horas: 3, 6, 9, 12, 15, 18, 21, 00. En este caso, en el registro de las 15, se marcó el récord".
La sorpresa fue compartida por todos los que están en la estación científica situada en punta Foca, entre las Caletas Águila y Choza.
"Estamos sorprendidos, y ese es el comentario de todos los que estamos en la base", dijo a LA NACION, Víctor Hugo Navarro Zalazar, profesor de la Escuela Provincial N°38 "Presidente Raúl Ricardo Alfonsín" que está instalada en Esperanza y donde comenzarán a tomar clases 14 chicos el próximo 2 de marzo.
El hombre de 41 años llegó por segunda vez hasta la base, luego de haber cumplido una campaña de 12 meses en el 2018. Al igual que hace dos años, está junto a su esposa, Mariana Ibarra, que es la directora de la escuela, y sus dos hijos, Victoriano, de 11 y Juan Ignacio de 8.
"Desde temprano arrancamos el día con repliegue de gente y, desde esa hora, se notaba que había temperaturas positivas. Pasado el mediodía se registraron 18.3°, que para acá es demasiado. Salimos a caminar mientras el viento lo permitía. Cuando se registró el máximo, había un poquito de viento, pero cálido. Algo atípico para acá", describió el docente.
Ante la consulta de si debieron sacarse algunas capas de ropa, respondió: "Tanto como para sacarnos capas de ropa no estaba, pero sí lo sentíamos en las partes del cuerpo que están expuestas al sol".
"En el 2018, cuando estuve acá, se registró el récord histórico de intensidad del viento, con 340 kilómetros por hora. Ahora me toca estar en el año de la temperatura más alta. Lamentablemente, este récord no es bueno porque afecta a los glaciares y al clima", contó a modo de anécdota, pero con un dejo de preocupación.

Cambio climático: sus efectos y cómo se sintió en otras bases
"No es algo normal. Preocupa que se den este tipo de temperaturas porque se derriten más los glaciares y, a lo largo o corto plazo, traerá alguna consecuencia", explicó el meteorólogo Montoya.
Desde la base Carlini, donde está el epicentro de las investigaciones científicas durante las campañas de verano, la científica Liliana Quartino dijo: "Desde nuestra llegada el 7 de enero no han habido nevadas. Sin embargo, sí ha estado lloviendo mucho. En años anteriores, las precipitaciones solo eran en forma de nieve".
"Las 'áreas rocosas' que se ven en el glaciar, son los espacios en donde se ha ido derritiendo el glaciar. A esas 'áreas' las denominamos 'nueva áreas libres de hielo'. Cada día se escucha la caída de numerosos bloques de hielo del Glaciar Fourcade, es como que aquí 'vemos' y 'escuchamos' el cambio climático", detalló Quartino.
En el caso de la base Marambio, también se registró la temperatura más alta para un día de febrero desde 1971. Alcanzó 14.1°C y superó los 13.8°C del 24 de febrero de 2013.
Gustavo Adolfo Lezcano es profesor y uno de los expedicionario al Desierto Blanco. "Me encuentro en la Base Marambio, como invitado junto con el grupo de Glaciología, siendo el jefe de proyecto y junto al ingeniero científico Sebastián Marinsek, del Instituto Antártico Argentino. Estamos estudiamos el balance de masa de los glaciares, sus cambios dinámicos y la relación con el cambio climático", explicó a este medio.
Sobre cómo se vivió la jornada récord, dijo: "El día se vio muy productivo, los distintos grupos de científicos pudieron salir al terreno a realizar su trabajo, con menos ropas de lo habitual".
Luego analizó la temperatura y su relación con el cambio climático: "El aumento de temperatura tiene como incidencia en los glaciares la perdida de masa. Justamente es el trabajo de medición que realizaremos en estos días en la Bahía del Diablo, Isla Vega, unos 60 kilómetros al noroeste de Marambio. Todo esto gracias a que recibimos el apoyo de las autoridades de Tierra del Fuego".
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Antártida: situación complicada con la fisura en Larsen C



Una grieta en una barrera de hielo antártica creció 27 km en dos meses

Fecha de Publicación
: 10/02/2017
Fuente: La Nación
Provincia/Región: Antártida


Podría desprenderse uno de los témpanos más grandes de que se tenga registro; pone en peligro la estabilidad de toda el área
Una grieta que se abre a gran velocidad en la cuarta entre las barreras de hielo más grandes de la Antártida tiene preocupados a los científicos, que temen que esté a punto de desprenderse. Este año, el avance de la grieta se ha acelerado en una zona ya vulnerable al calentamiento climático. Desde diciembre, la fisura ha crecido a un ritmo diario del tamaño de cinco canchas de fútbol americano.
La fisura en Larsen C ya llega a los 160 kilómetros de largo y en algunas partes supera los tres kilómetros de ancho. La punta de la grieta está actualmente a apenas 32 kilómetros de llegar al otro extremo de la barrera de hielo.
Cuando la fisura haya atravesado toda la barrera, se producirá uno de los más grandes desprendimientos que se hayan registrado, según el Proyecto Midas, un equipo de investigación que monitorea la grieta desde 2014. Debido a la presión a la que la fisura somete los 32 kilómetros restantes, el equipo de Midas cree que el desprendimiento es inminente.
"Es probable que el témpano se desprenda en los próximos meses", dice Adrian J. Luckman, de la Universidad Swansea, de Gales, y líder del Proyecto Midas. "El extremo de la fisura se ha desplazado de una zona de hielo blando hacia otra, lo que explica el rápido avance actual."
Las barreras de hielo, que se forman por el corrimiento de los glaciares, flotan en el agua y son el soporte estructural de los glaciares que quedan en tierra. Cuando una barrera de hielo colapsa, los glaciares que están detrás pueden acelerar su avance hacia el océano. El aumento de las temperaturas en la región también contribuye a acelerar el retraimiento de la barrera de hielo.
Si la barrera de hielo se rompe siguiendo la actual fisura, Larsen C tendrá la menor superficie registrada hasta ahora.
La fisura en el Larsen C tiene más de un kilómetro y medio de profundidad y llega hasta el fondo de la barrera de hielo. La ruptura también dejaría el frente de hielo mucho más cerca del arco de compresión de la barrera de hielo, una línea que según los científicos es crucial para su sostén estructural.
Según el doctor Eric Rignot, glaciólogo del Laboratorio de Propulsión Jet de la NASA, la estabilidad de toda la barrera de hielo está amenazada. "Si la barrera se hace más fina, cada vez se romperá más fácilmente y perderá contacto con las elevaciones de hielo (ice rise)."
Larsen A y Larsen B se desintegraron en 1995 y 2002, respectivamente, pero ambas eran de mucho menor tamaño que Larsen C. Ninguno de esos rompimientos elevó significativamente el nivel de las aguas del mundo, porque ya flotaban sobre el agua y los glaciares que soportaban no contenían gran volumen de hielo.
Según Rignot, el colapso de Larsen C sólo agregaría una pequeña cantidad de agua al nivel de los océanos. Más preocupa a los científicos que el colapso de las barreras de hielo afecte los glaciares que están detrás, porque el derretimiento de los glaciares sí podría elevar el nivel de las aguas en todo el mundo.
Para los científicos, el inminente colapso de Larsen C es una advertencia que habla de la vulnerabilidad de superficies mucho más grandes de hielo en toda la Antártida Occidental.
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En la base Carlini de la Antártida se evidencia el CC



Retroceso de glaciares golpea a la fauna en Península Antártica por cambio climático

Fecha de Publicación
: 28/01/2017
Fuente: americaeconomia.com
Provincia/Región: Antártica


Debido al calentamiento global, el inmenso glaciar Fourcade sufre a diario desprendimientos de hielo que retumban como truenos y, tras cruzar el agua helada de la caleta que lo separa de la base argentina Carlini, encallan en la playa de la base, delante de las narices de los científicos.
Más allá del frío o la ausencia de verde, el silencio es uno de los principales rasgos de la Antártida. Sin embargo, los estruendos del rompimiento de glaciares perturban cada vez más a los pobladores de la base argentina Carlini.
Debido al calentamiento global, el inmenso glaciar Fourcade sufre a diario desprendimientos de hielo que retumban como truenos y, tras cruzar el agua helada de la caleta que lo separa de Carlini, encallan en la playa de la base, delante de las narices de los científicos.
Frente al calentamiento promedio global menor a 1 grado, la Península Antártica es la región que más sufre el cambio climático, con un aumento de temperatura de 2,5 grados Celsius en 100 años, de acuerdo con el investigador Rodolfo Sánchez, director del Instituto Antártico Argentino (IAA).
El retroceso de los glaciares en la Península Antártica tiene graves consecuencias porque golpea a todo el ecosistema local -y finalmente global-, incluyendo especies como el elefante marino, el lobo marino, la foca y el pingüino.
El Fourcade, situado en la isla 25 de Mayo -en el norte de la Península Antártica-, retrocedió cerca de 500 metros en los últimos 25 años, dejando al desnudo oscuras porciones de piedra antes ocultas, que ahora son ocupadas por plantas o animales.
"Este retroceso glaciario en Caleta Potter -donde está el Fourcade- (...) altera la abundancia y diversidad de la fauna", explicó Sánchez arriba del buque ARA Malvinas Argentinas, en el que, tras tres horas de avión, llegó a la base para recorrer las instalaciones junto con la canciller argentina, Susana Malcorra, y periodistas.
Los "escombros" -como en Carlini llaman a los bloques de hielo- del Fourcade flotan en el mar y cubren de blanco casi toda la playa de la base argentina.
Al derretirse darán un paso más en la transformación de la flora y la fauna, ya que su agua modifica la salinidad de la caleta y arrastra sedimentos.
"El sedimento hace que haya menos penetración de la luz (en el agua) y esto afecta a las comunidades de macroalgas", dijo la bióloga Carolina Matula antes de mostrar las algas que cotidianamente llevan a su laboratorio los buzos que se sumergen en aguas con temperaturas bajo cero.
"El sedimento afecta también a los animales, en su fisiología y en su comportamiento. Solamente algunos organismos toleran esos ambientes que están perturbados", añadió.
Como consecuencia del cambio climático, científicos esperan que un inmenso iceberg se desprenda de la península tras el abrupto crecimiento de una grieta en el hielo antártico, lo que cambiaría el paisaje de la región.
Según el Servicio del Cambio Climático de Copérnico, un programa de la Unión Europea, el 2016 fue el año más caluroso del que haya registros.
¿Cambio de hábito? Los científicos de la base Carlini, especializada en estudios sobre el cambio climático, han detectado cómo el plancton local se ve afectado por los cambios en el medio ambiente, disparando a su vez una serie de modificaciones en el resto de la cadena.
Organismos como el krill, del que se constataron amplias mortandades recientemente, son un alimento clave para los mamíferos marinos y para las aves autóctonas.
Pero el retroceso de los glaciares antárticos repercute además de otros modos sobre la fauna de la isla 25 de Mayo, también conocida como Rey Jorge.
Debido a los hábitos alimenticios y de reproducción de los elefantes marinos, que los obligan a realizar largas migraciones, el retroceso de los hielos en el oeste de la Península Antártica ha desembocado en una notoria disminución de los animales que llegan a la zona protegida cercana a la base.
"La colonia se redujo alrededor de un 30 por ciento desde 1995 a la actualidad", explicó Javier Negrete, investigador del IAA especializado en mamíferos marinos.
"No está claro si es que los animales están desapareciendo o bien se están reubicando", agregó Negrete.
Los pingüinos son otra especie que experimenta vertiginosos cambios. Especies como el emperador o el de Adelia sufren la merma del hielo marino, mientras que otras como el papúa -habituado a ambientes menos extremos- se han expandido hacia el sur de la Península Antártica.
Extrañamente, hace cinco años llegó a la región una pareja de pingüinos rey -originalmente de áreas más septentrionales- y tras varios intentos logró tener un pichón.
"Punta Stranger -en la isla 25 de Mayo- representa al día de hoy el sitio más austral en el cual se observa una pareja reproductiva de pingüino rey", destacó la bióloga Mariana Juáres, quien dijo que no está claro si esta presencia obedece a cambios poblacionales o ambientales.
Vida distinta. Con capacidad para 84 personas, Carlini es una de las 13 bases que Argentina tiene en la Antártida y es el mayor centro científico del país en el continente blanco.
La actividad de su laboratorio es clave porque ha hecho mediciones continuas a lo largo de 25 años, incluso durante los interminables inviernos en los que otras bases están cerradas.
Aunque la vida antártica es difícil, ninguno de los técnicos, científicos o militares que habitan la base -donde permanecen al menos por meses- mostró deseos de volver a Argentina.
Si las excepcionales vivencias cotidianas no alcanzan, la pizza y la música animan las noches de los sábados.
"Hay tantas experiencias todo el tiempo que uno no alcanza a extrañar. Sí extraño alimentos como los huevos o lácteos como la crema", dijo Julia Luna, una ingeniera en sistemas de 28 años que casi no vio nieve en el año que lleva en la base.
Para quienes visitan la Antártida desde hace décadas, el cambio en el clima es evidente.
"Yo empecé a venir acá en 1990. Prácticamente no llovía. Nevaba, pero no llovía. Ahora en verano llueve todo el tiempo", señaló Sánchez, el director del IAA
Aunque los cambios son evidentes, las repercusiones finales del calentamiento global en la Antártida son insospechadas.
"Los individuos que puedan se van a adaptar y los que no, darán lugar a otros. Estos cambios se encadenarán con otros cuyos alcances son difíciles de predecir", dijo el bioquímico Lucas Ruberto, jefe científico de la base.
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