El polémico zoo de Mendoza cerró para siempre



Los guanacos fueron los últimos en irse del zoo de Mendoza, que cerró para siempre

Fecha de Publicación
: 14/11/2016
Fuente: Telam
Provincia/Región: Mendoza


El traslado de los animales marcó el cierre definitivo del Zoológico de San Rafael, como habían acordado sus autoridades y organizaciones ambientalistas y defensoras de los animales.
Los guanacos fueron trasladados a una reserva sanrafaelina en la zona de las Salinas del Diamante en El Nihuil, con lo que el predio que ocupaba el zoo en el parque Mariano Moreno quedó vacío, informó la comuna.
“Acompañé cada uno de los traslados y me aseguré in situ que todos fueran felices en sus nuevos hogares”, dijo hoy Josefina Mazzini, miembro de Cultura Animal que trabajó dos años arduamente con reservas naturales y santuarios para reubicar los animales en el mejor lugar posible.
A partir de ahora, el predio donde estuvo el zoológico, a pocos kilómetros San Rafael, se convertirá en un parque-camping gestionado por las agrupaciones gauchas locales.
La mona capuchina "Panchi" inició la aventura liberadora el 15 de diciembre de 2014 cuando la llevaron a una reserva llena de árboles en la localidad cordobesa de La Cumbre, donde trabajan profesionales y voluntarios de todo el mundo y convive con otros 170 ejemplares de primates.
Hastiados de las jaulas y las piletas artificiales la siguieron el ciervo y la tortuga de agua, que ahora viven en el parque ecológico urbano de Río Cuarto (Córdoba); los burros; un par de jabalíes; decenas de aves de rapiña que pueden volar a sus anchas y a la altura que les plazca en un predio de conservación de carnívoros silvestres en San Carlos (Mendoza) y una curiosa lechuza.
Entidades protectoras de animales, veterinarios y el municipio coincidieron en este logro de darle un nuevo y feliz destino a los animales y cerrar para siempre el predio, que funcionaba desde 1958.
“No queremos más zoológicos en San Rafael. Tenemos reportes de los lugares donde los recibieron que nos dicen que están muy bien y que no tuvieron ningún problema de adaptación”, afirmó hoy el intendente, Emir Félix, y reconoció que “los animales están más felices ahora".
La decisión del municipio de cerrar el zoo, al que nadie podía ingresar desde hace dos años, “hizo que desde muchos lugares de la Argentina nos llamaran para imitar la iniciativa”, comentó Félix.
El zoológico llevaba el nombre de Mario Bonandi, quien lo fundó hace más de medio siglo como un emprendimiento particular hasta que por razones de espacio el municipio le cedió predio de siete hectáreas, del que sólo se ocupaban dos.
En 2011 los concejales aprobaron un proyecto de reestructuración que proponía convertirlo en granja educativa y sumar una huerta orgánica que formara parte del paseo para los niños, pero jamás se puso en vigencia.
Antes de derivar los animales el zoo tenía 1 pavo real, 8 patos Pekín, 1 iguana tropical, 1 loro barranquero, 2 gallinetas, 4 lechuzas, 10 cobayos, 1 oveja somalí, 3 gallinas polacas, 1 mono aullador o carayá, 1 mono caí, 3 vizcachas, 10 tortugas, 1 coatí, 2 caranchos, 2 águilas coronadas, 2 pumas, 2 hurones, 4 aguiluchos, 2 cóndores, 3 jabalíes, 3 guanacos, 1 ciervo colorado, 7 ciervos Dama y 2 burros.
También en la ciudad de Mendoza está cerrado el zoológico, que había entrado en una espiral de decadencia de la que no pudo salir: 70 muertes en los primeros meses del año y otros hechos incalificables, como la supuesta herida de bala del hipopótamo y las sospechas de tráfico de fauna, lo pusieron en el ojo de la opinión pública.
En medio de la polémica realizaron tareas de mantenimiento en los corrales que se vieron afectadas por distintas variables, como la superpoblación de animales y un temporal, y hubo reclamos para que no rematen a los animales cuando se propuso cerrarlo.
La ya difícil situación sumó tristeza el 3 de julio a la tarde cuando murió el oso polar Arturo, cuya salud se deterioraba y los medios periodísticos seguían su estado a través de partes diarios de los veterinarios.
Arturo venía de un proceso de descompensación y un marcado deterioro irreversible, con un cuadro clínico terminal debido a su avanzada edad pues estaba a punto de cumplir 31 años, diez más que el promedio de vida para su especie.
Las discusiones en torno al zoo mendocino aceleraron procesos similares en otros puntos del país.
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