Peligro para toda la fauna de Chaco

Talas indiscriminadas ponen en peligro a toda la fauna

Fecha de Publicación: 28/12/2008
Fuente: Diario Norte
Provincia/Región: Chaco



El explorador saenzpeñense Moncho Otazo, culminó recientemente su última expedición formulando denuncias respecto a los desmontes y su tala indiscriminada, que hace peligrar la preservación de especies en vías de extinción.

Otazo, en una carta enviada a NORTE para su publicación, dice textualmente lo siguiente:
Acabo de finalizar una expedición, en la que sólo estuve 33 días en el medio natural, tiempo que está dentro de lo que había anunciado: que continuaría haciendo incursiones, pero de mucho menos duración.
En esta, logré un documento que quiero compartir con todos. Fotografié a “mamá y papá” tapir con su “bebé”, caminando plácidamente cerca del Río Teuco. Es un animal que tiene un carné de presentación muy elogioso.
Además de ser considerado Monumento Natural de esta provincia, es el de mayor tamaño de los mamíferos terrestres de América Latina. Se lo conoce como: Anta, Danta, Mborebí, Gran Bestia, Sacha Vaca, Pinacho, Capucica, Suiyapolú, Tapir, entre otros. El nombre científico es Tapirus terrestris.
Y la pregunta que uno se formila es cómo hacer para que este interesantísimo paquidermo, “primo” del rinoceronte, no se extinga en esta zona del continente, si nosotros no contamos ni con el mínimo nivel cultural- ecologista.
Y lo peor, aplaudimos cuando una empresa o alguien, lleva adelante un proyecto en el que directamente eliminará la flora, fauna, agua, suelo, toda vida, incluidos nosotros.
¿Qué hacer para que sigan existiendo, como parte de la naturaleza chaqueña? Si cuando arribé a Presidencia Roca, se me acercó un joven a preguntarme de dónde venía, y le conté que lo que más me emocionó fueron esos mamíferos, su respuesta inmediata fue: “¿Alcanzaste a tirarle?”
Nunca había visto un tapir, pero tenía bien definido, qué es lo que tiene que hacer si se encuentra con uno.
Otra vergüenza: los pescadores deportivos por los ríos Teuco-Bermejo, carentes de toda ética, en plena veda, pescando con red. En ese momento, donde mejor podían sobrevivir y reproducirse los peces. En unos zanjones de unos 5 metros de ancho, por 10 de largo y una profundidad que apenas superaba 1 metro. Ahí los acosaban.
A tal punto se producía esto, que los jóvenes de los pueblos originarios, fueron a denunciar en Wichí El Pintado, que “los blancos” cubren el río con las redes y los privan de poder alimentarse de ese recurso base.
Sobre el documento fotográfico: los dos tapires adultos, al notar que los observaba, se detuvieron, me estudiaron unos 7 segundos y cuando se dieron cuenta que pertenezco a una especie enemiga, emitieron un corto y fuerte grito de alarma y huyeron. Logré sacarles 6 fotos, cambié la cámara de fotografía por la de video y alcancé a captar al pequeño observándome.
Lo registré unos 4 segundos. Se dio cuenta de que “estaba en peligro” y huyó hacia la vegetación más espesa. En pocos segundos, me quedé solo. Es lo que nos merecemos los seres humanos. Tal vez algún día seamos mejores personas y los animales dejen de sentir terror ante nuestra presencia.
En la expedición anterior, la alegría máxima fue ver, escuchar e imaginar ya que era de noche- lo que hacía una pareja de Gato Onza en su preludio amoroso (hacía más de 10 años que no veía uno). En ese juego encantado, la pareja estuvo dos veces a menos de 4 metros del bote (donde yo me encontraba) No pude documentarlo por no tener quién maneje el reflector.
Con solo vivir este par de experiencias, está justificado todo el esfuerzo, gasto y tiempo, que destinamos para cada expedición.

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