No hay política ambiental
19:00 | 
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No hay política ambiental
Fecha de Publicación: 03/12/2008
Fuente: Crítica - Por Juan Carlos Villalonga (Greenpeace)
Provincia/Región: Nacional
El ciclo de Picolotti arranca con la sobreactuación demagógica del Gobierno, que nunca tuvo una visión de la cuestión ambiental.
El rumor de la renuncia de la secretaria de Ambiente, Romina Picolotti, está circulando hace varias semanas. Más allá de las cuestiones internas que se dieron a partir de la salida de Alberto Fernández y de su enfrentamiento con la Jefatura de Gabinete, para cualquier funcionario que ocupe la Secretaría de Ambiente se trata de un cargo muy difícil de ejercer. Se vuelve muy complicado ocuparlo cuando la propia Presidencia toma decisiones que se contradicen con el armado de un política ambiental, como fue el veto a la ley sobre protección de glaciares. A esa contradicción hay que sumarle el contexto de nula incorporación del tema ambiental como política de Estado, algo que nunca pasó de ser una frase para las cámaras.
Hay varias causas que se superponen que explican la renuncia: ella misma dejó trascender que las últimas decisiones del Gobierno la ponían al borde de dejar el cargo. No olvidemos que el ciclo de Picolotti arranca con la sobreactuación demagógica del Gobierno, que en la práctica nunca tuvo una visión de la cuestión ambiental que compatibilice crecimiento y protección ambiental. Más allá de eso, creo que el gran logro de la gestión de Picolotti fue la ley de bosques nativos que se sancionó el 28 de noviembre de 2007. Ésa es una ley histórica para nuestro país, y sin embargo hace más de un año que “duerme” en el Poder Ejecutivo, que todavía no la reglamentó.
Lo más importante que el próximo secretario, sea quien sea, deberá afrontar y ejecutar será en relación al problema catastrófico del Riachuelo. Una política muy en serio sobre ese asunto. Recordemos que es un tema que entró en la agenda por orden judicial y no política. De todos modos, la agenda ambiental argentina está completamente olvidada, así que va haber desafíos y cuestiones que resolver por todos los frentes. Cuestiones que nunca han sido encaradas con seriedad, más allá de la sobreactuación y los gestos vacíos para la tribuna de los gobiernos kirchneristas.
Fecha de Publicación: 03/12/2008
Fuente: Crítica - Por Juan Carlos Villalonga (Greenpeace)
Provincia/Región: Nacional
El ciclo de Picolotti arranca con la sobreactuación demagógica del Gobierno, que nunca tuvo una visión de la cuestión ambiental.
El rumor de la renuncia de la secretaria de Ambiente, Romina Picolotti, está circulando hace varias semanas. Más allá de las cuestiones internas que se dieron a partir de la salida de Alberto Fernández y de su enfrentamiento con la Jefatura de Gabinete, para cualquier funcionario que ocupe la Secretaría de Ambiente se trata de un cargo muy difícil de ejercer. Se vuelve muy complicado ocuparlo cuando la propia Presidencia toma decisiones que se contradicen con el armado de un política ambiental, como fue el veto a la ley sobre protección de glaciares. A esa contradicción hay que sumarle el contexto de nula incorporación del tema ambiental como política de Estado, algo que nunca pasó de ser una frase para las cámaras.
Hay varias causas que se superponen que explican la renuncia: ella misma dejó trascender que las últimas decisiones del Gobierno la ponían al borde de dejar el cargo. No olvidemos que el ciclo de Picolotti arranca con la sobreactuación demagógica del Gobierno, que en la práctica nunca tuvo una visión de la cuestión ambiental que compatibilice crecimiento y protección ambiental. Más allá de eso, creo que el gran logro de la gestión de Picolotti fue la ley de bosques nativos que se sancionó el 28 de noviembre de 2007. Ésa es una ley histórica para nuestro país, y sin embargo hace más de un año que “duerme” en el Poder Ejecutivo, que todavía no la reglamentó.
Lo más importante que el próximo secretario, sea quien sea, deberá afrontar y ejecutar será en relación al problema catastrófico del Riachuelo. Una política muy en serio sobre ese asunto. Recordemos que es un tema que entró en la agenda por orden judicial y no política. De todos modos, la agenda ambiental argentina está completamente olvidada, así que va haber desafíos y cuestiones que resolver por todos los frentes. Cuestiones que nunca han sido encaradas con seriedad, más allá de la sobreactuación y los gestos vacíos para la tribuna de los gobiernos kirchneristas.
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